por Luis Alejandro Rizzi, desde Buenos Aires
Mas adelante y con relación al año 2010 decía que lo veía: “Como un año muy retador para la industria nacional. Estamos viviendo un decrecimiento de las tarifas con un incremento en los costos, especialmente del combustible. ¿En cuánto han caído las tarifas? En casi un 40 por ciento respecto al mismo periodo del año pasado. Es decir, que si hace un año una tarifa promedio se encontraba alrededor de los 200.000 pesos, hoy está fácilmente en 120.000 o 100.000 pesos…”.
También señaló que la oferta crecía mas que la demanda lo que impactaba en los niveles tarifarios que de ese modo bajaban para poder llenar los aviones.
Sin embargo en el mismo reportaje hace un juego que tiene que ver con los niveles tarifarios y las políticas comerciales ya que las tarifas bajas se compensan con las ventas de ultimo momento y las de temporada que obviamente tienen mayores precios.
El resultado no es claro ya que no termina de explicar si las tarifas “bajas” son al fin y al cabo rentables y el impacto se limita a la reducción de los beneficios o si bien producen pérdidas.
Aunque nos queda una tercera posibilidad y es que este exceso de oferta impida obtener mayores beneficios a los previstos.
Finalmente explica que las tarifas de AEROREPUBLICA no tienen adicional alguno o “cargos” y así lo dice: “Nosotros no compartimos esa política y hoy no cobramos ni por la segunda maleta, ni por la comida, ni por la asignación de sillas. Son servicios que históricamente le hemos prestado a nuestros viajeros y que están completamente incluidos en la tarifa….”, lo que no deja de ser una obviedad.
Una vez mas este reportaje nos sirvió como disparador para incursionar en estos temas de “tarifas”, “cargos” y “servicios”.
Siempre he pensado que la tarifa propiamente dicha es el precio que se cobra por transportar a un pasajero de un punto a otro.
La primera cuestión que se plantea tiene que ver con el equipaje, que no es una cuestión menor ya que este forma parte de la llamada “capacidad de carga comercial” de la aeronave y es sabido que a mayor carga o mayor peso comercial, se incrementa el costo.
Resulta lógico que la tarifa incluya un máximo de peso en concepto de equipaje cuyo precio está previsto en la tarifa.
El hecho que no se lo facture por separado no significa que el transporte del equipaje sea gratuito.
Todo peso adicional se debería facturar según la tarifa vigente, con independencia que se llame segunda o tercera maleta o exceso de peso.
Varias líneas aéreas facturan “cargos adicionales “por incidencia del precio del JP1. La justificación de estos cargos se ha fundado en el hecho que el precio del combustible es errático y por tanto ese cargo varia en función de esa variación lo que lo hace aparecer como un modo de fijar un precio justo.
Nosotros no somos partidarios de la vigencia de este “cargo” ya que no hay obstáculo alguno para que la tarifa se adapte según varían los costos.
Siempre he sido partidario que los servicios de comida se facturen por separado y obviamente pague quien desea consumirlos.
La excepción podría darse en las clases “business” o “first” en las que el costo del servicio de comidas y meriendas podría estar incluido en las tarifas.
El hecho que estas sean mis ideas sobre estos temas desde ya, no impide que cada línea aérea maneje sus costos como mejor lo crea pero parecería que el mercado de “economy” busca la mejor tarifa, al punto que casi todas las páginas “Web” le dan esa posibilidad al navegante informático.
Se me ocurre pensar que AEROREPúBLICA y PLUNA son dos modelos opuestos y por lo visto exitosos que presenta el mercado latinoamericano, hecho que nos estaría demostrando que el mercado es sabio, por lo menos el del transporte aéreo.
Portal de América