El regalarse no es una facilitación, más bien es una muestra de degradación, de impotencia y hasta diría de creer que la confiabilidad tiene precio.

Decía una de mis tías abuelas que una cosa era “un regalo” como prueba de afecto, de reconocimiento, pero, siempre hay “peros”, el regalo puede ser también una dádiva y esta tiene dos significados, uno es “regalo” pero el otro es “soborno”.

Es posible que haya gente dispuesta a viajar a la Argentina merced al “soborno” de billetes aéreos gratuitos, pero es obvio que esa “facilitación” nos rebajará nuestro precio porque generará una corriente de turismo “gasolero” que en la jerga significa que gasta lo mínimo indispensable, que sabe que no necesita seguro médico porque tendrá atención gratuita en los hospitales públicos y gozará de los subsidios que recibe el transporte público. ¿Cuál sería el beneficio?

En una palabra, sería rifar un servicio exportable que debería contribuir a generar divisas para nuestra necesaria recuperación económica.

¿Cómo verían nuestros acreedores que gastamos más para recibir menos ingresos?

Por otra parte, a Aerolíneas Argentinas le sumariamos mayores pérdidas, pero además estaríamos provocando una competencia desleal con el resto de las líneas aéreas que aún vienen a la Argentina ¿Cuál puede ser el beneficio de esa zoncera?

Es obvio que estaríamos incurriendo en una suerte de “dumping” que nos causara perjuicios económicos muy difíciles de estimar, pero además nos sacaría del mercado del turismo lo poco que nos queda.

Para ser un destino turístico apetecible para el viajero del mundo debemos tener una economía ordenada, la posibilidad de cambiar la moneda extranjera a un tipo de cambio libre, no manipulado por el gobierno, un alto porcentaje de vacunación completa contra “la peste”, una buena infraestructura de la cual carecemos y facilidad para pasar de un país a otro de la región.

Un ejemplo, la ruta dos a la ciudad de Mar del Plata está en pésimo estado de conservación, el viaje en ferrocarril dura casi seis horas, circula a menos de 80 Km por hora y nos queda la conexiona aérea que por lo menos debería estar servida por Jet Smart o Flybondi, además de Aerolíneas Argentinas.

Pese a nuestra opinión el “low cost” es una marca que vende.

Yolanda, no recuerdo su apellido nos acercó el proyecto de "ACUERDO MULTILATERAL DE CIELOS ABIERTOS PARA LOS ESTADOS MIEMBROS DE LA COMISION LATINOAMERICANA DE AVIACION CIVIL". Firmado en Punta Cana, el 4 de noviembre de 2010
Ese proyecto que parecería quedó en el olvido, tenía un artículo que garantizaba la competencia leal entre las líneas aéreas en estos términos: “Cada línea aérea designada gozará de un trato no discriminatorio y de un entorno de competencia sana y leal al explotar rutas en virtud del presente Acuerdo, en el marco de las leyes sobre competencia de las Partes.”

Respeto a las tarifas disponía: “Cada línea aérea designada fijará sus tarifas para el transporte aéreo, basadas en consideraciones comerciales de mercado. La intervención de los Estados Partes se limitará a:
• impedir prácticas o tarifas discriminatorias;
• proteger a los consumidores respecto a tarifas excesivamente altas o restrictivas que se originen del abuso de una posición dominante;
• proteger a las líneas aéreas respecto a tarifas artificialmente bajas derivadas de un apoyo o subsidio gubernamental directo o indirecto; y
• requerir, si lo consideran útil, que se registren ante sus autoridades aeronáuticas las tarifas que se propongan cobrar las líneas aéreas de las otras Partes desde o hacia su territorio.”

Esperemos que esta idea de las tarifas gratuitas solo haya sido una mala idea ya caída en el olvido.

Por último no debemos pensar el turismo de modo “nacionalista”, quiero decir país por país, el turismo es una cuestión regional, sólo Brasil tuvo en algún momento el privilegio de ser “el destino” en la región.

Hoy el destino turístico deber ser la región.

Portal de América