El estado o el mercado debe financiar la crisis del turismo
Lunes, 12 Abril 2021 09:35

El estado o el mercado debe financiar la crisis del turismo

TUI Group es el grupo turístico líder en el mundo que opera en 100 destinos. La compañía tiene su sede en Alemania. El Grupo TUI aparece en el índice FTSE 250 y en la Bolsa alemana. En el año fiscal 2019, TUI Group registró una facturación de € 19 billones y un resultado operativo de € 893 millones. Asi se presenta el grupo TUI en la aplicación linkedin.

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por Luis Alejandro Rizzi, desde Buenos Aires (¿Y si en vez del estado se sale al mercado…?)


Pero el portal www.cincodias.com, contaba en su edición del pasado viernes: “Nada parece suficiente para tapar el agujero de la compañía, que cerró el pasado ejercicio con unas pérdidas históricas de € 3.150 millones y una deuda de € 7.200 millones. El pasivo se disparó en los doce meses transcurridos entre diciembre de 2019 y diciembre de 2020, con un alza del 41,5% (2.104 millones de euros en términos absolutos) hasta los 7.177 millones de euros. La hoja de ruta de los vencimientos del pasivo da una tregua de doce meses, pero a partir del 1º de enero de 2022 TUI tendrá que empezar a devolver deuda a un ritmo acelerado, por lo que el turoperador, ante la falta de demanda, sigue optando por endeudarse para ganar liquidez y prepararse para devolver deuda.”

Este grupo ya recibió ayudas por un monto de € 4.800 millones que fueron insuficientes para cubrir su intenso rojo.

Ahora saldrá al mercado en la búsqueda de € 350/400 millones, ofreciendo un interés del 4,5/5% con vencimiento en 2028. Estos bonos son convertibles en acciones nuevas o existentes.

Estimo que este caso debe ser de interés, ya que plantea una alternativa con la función de “test” económico.

Pensando conservadoramente podríamos considerar como impensable que una empresa que ha recibido € 4.800 millones de ayudas y que perdió € 3.150 en 2020.

Pero si sale al mercado vale aquello de “Por algo será”.

En estos momentos de crisis profunda en el turismo, algunas de cuyas causas son previas a la “peste”, los pedidos de ayuda al estado son virtualmente universales y las que se conceden, sea a fondo perdido o con cargo de devolución, siempre se consideran insuficientes.

A raíz de la salida al mercado por parte de TUI en la búsqueda de fondos, para comenzar a aplanar el camino de las futuras devoluciones, se ponen en evidencia realidades que, en Argentina, parte de su población y dirigencia, por barreras ideológicas, se resiste a entender.

En general en la economía los créditos se generan para pagarse renovándolos, esa es una de las esencias del negocio financiero. Obvio, esto no es una regla absoluta, sino que descansa sobre la solvencia económica del deudor. El negocio financiero tiene razón de ser sobre bases económicas sólidas.

Por otra parte, sabemos que el capital es cobarde, pero a la vez inteligente sin ir al extremo de los “hedge” (fondos de alto riesgo), de donde llama la atención que las empresas de turismo en vez de salir al mercado a buscar fondos, solicitan “ayudas públicas”, las que siempre generan dudas sobre su devolución efectiva y la posibilidad que se conviertan en subsidios, que podría ser la expectativa real.

La salida al mercado reconozco que no es fácil ya que, sin ser experto, es razonable suponer que muy pocos tendrían demanda de bonos o títulos similares, que serían las empresas que el mercado considera viables y en las que valdría la pena apostar.

Esto llevaría a que quizás una mayoría quedaría expuesta a su liquidación, lo que produciría un saneamiento del mercado.

En estos supuestos, el estado debería participar aliviando el desempleo que se generaría mediante programas de readaptación laboral, y remuneraciones que deberían estar vinculadas al esfuerzo de cada uno para aprovechar los beneficios de la nueva formación, y por tiempo que deberían extenderse en la medida que la “peste” sea controlada o reducida a límites normales. Quiero decir, deben ser ayudas dinámicas, no estáticas.

Es probable que este tipo de políticas alivie también a los contribuyentes que no son tenidos en cuenta por los gobiernos, ni paradójicamente por los propios demandantes de ayuda que, a la vez, también son contribuyentes.

En el fondo predomina la idea, profesada por muchos ateos y agnósticos, que el estado genera recursos por la Gracia de Dios.

El estado no concede a ayudas, redirecciona el destino de nuestros impuestos, cuya finalidad es sostener los gastos de los servicios esenciales que debe proveer y en casos muy específicos a ayudas a la demanda, jamás a la oferta.

Sería un buen test que los estados antes de conceder ayudas, exijan que los interesados previamente recurran al mercado financiero, y en caso de obtener resultado negativo examinar caso por caso, en especial su solvencia pre “peste”.

En esta línea el mercado tiene ventajas, viveza para invertir donde ve posibilidades. Por otra parte, sería el mejor “test” para tener una idea de si habrá nueva normalidad más escasa o volveremos a la vieja normalidad de los mil quinientos millones de turistas y 4,5 mil millones de pasajeros.

¿El mercado financiará todas esas variantes del turismo que ha creado el marketing, para que la gente gaste más de lo razonable y comience a pensar en las prioridades del gasto personal…?

Portal de América

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