La pirámide de Maslow y el turismo
Martes, 06 Abril 2021 20:03

La pirámide de Maslow y el turismo

Abraham Maslow estudió el comportamiento humano y sus motivaciones llegando a la conclusión que las personas en la medida que satisfacen sus necesidades más básicas comienza a desarrollar necesidades y deseos. La base de la pirámide, figura que eligió para graficar su teoría, son precisamente las necesidades básicas, y de allí la pirámide se va elevando y angostando en cada nivel, son cinco en total. De esto tratará esta nota.

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por Luis Alejandro Rizzi, desde Buenos Aires (El gobierno nacional busca justificaciones para crear un menú de restricciones a la circulación, que ponen en evidencia su mala praxis en la cuestión de la peste. Lo que se está negociando es ¿quien le pone el cascabel al gato…?)

La base de la pirámide es la satisfacción de necesidades básicas, que son esencialmente las fisiológicas para mantener la vida. Diría son las necesidades más primitivas del hombre.

Una vez satisfechas, se intenta subir a un segundo escalón, que son las necesidades de seguridad y protección. El concepto de seguridad es amplio y se refiere a la salud, educación, empleo, regularidad de ingresos, la seguridad moral y la propiedad privada.

Luego, la pirámide se sigue estrechando, vienen las necesidades de afiliación y afecto que tienen que ver con nuestra naturaleza, somos naturalmente sociables como ya lo decía Aristóteles en “La Política”. En este nivel Maslow incluye, las actividades deportivas, culturales y recreativas y de ocio, es decir el turismo.

Un nivel más arriba incluye una necesidad que tiene que ver íntimamente con la anterior, en términos actuales diría que estas dos necesidades conforman una suerte de “dúplex”, me refiero a la “necesidad de estima” que es una identidad que se conforma con el respeto propio, el valor de la autoestima y el respeto a las personas. Sería lo que comúnmente decimos “ponernos en el lugar del otro”.

Finalmente, el quinto nivel, el más estrecho, el vértice de la pirámide, incluye a las necesidades del permanente desarrollo de la persona.

Es obvio que la movilización entre los niveles puede ser ascendente o descendente como está ocurriendo en la Argentina, con el crecimiento ya desmesurado de la pobreza y el desempleo.

Aceptando esta tesis de Abraham Maslow veríamos que el turismo se ubica en el tercer escalón, pero su base fundamental es el nivel anterior. Para poder satisfacer el deseo de hacer turismo, se debe gozar de seguridad y protección. En sentido amplio, tener vivienda, acceso a la educación y a la salud, bajo nivel de desempleo y una razonable distribución del ingreso.

La clave para el futuro del turismo, como actividad económica para los prestadores de servicios y como actividad recreativa para la gente, está precisamente en el nivel del segundo nivel, valga la necesaria redundancia.

Este sería el test que se debe hacer para vislumbrar el futuro, por lo menos inmediato, del turismo como negocio y actividad económica, quiero decir el Test del segundo nivel.

Ese segundo nivel varia de país a país y de región a región.

En Latinoamérica tenemos un grupo de países que vienen en desarrollo. En algunos como el caso de Chile, padeciendo la crisis del crecimiento, en una época que la velocidad de las comunicaciones mina la capacidad de paciencia de la gente. La gente no espera, es probable que no estemos educados para la espera.

En otros, caso Brasil, parecería que ingresó en una etapa de estancamiento, pero su potencial nos permitirá ser ligeramente optimistas.

Argentina y Venezuela, seria los ejemplos más obvios de movilización descendente, nosotros en el nivel mínimo del segundo nivel de Maslow y Venezuela sumergida en el primer nivel que ya luce más como un subsuelo.

A ello debemos sumar que, a nivel regional, en un imaginario ejercicio para llevar la pirámide de Maslow ya no a las necesidades de la gente sino de los países, estaríamos aún en un primer nivel.

El conflicto del Mercosur es la prueba más elocuente, son sólo cuatro países que navegan en el mutuo desacuerdo, incluso potenciando enemistades personales (sic).

Ahora bien, si vamos específicamente al turismo regional, lo podemos ver en dos dimensiones.

Los países de la región hasta ahora han sido incapaces de crear a la región como un destino atractivo y seductor, más aún parecería que no habría interés para ello.

Esta peste y más allá de lo que pensemos al respecto, es conocida mi opinión, puso en evidencia nuestras diferencias y rivalidades. Tuvo el efecto de una fuerza centrífuga, nos alejó aún más de un concepto de unidad muchas veces proclamado y pocas o ninguna vez efectivizado.

En esta dimensión del turismo venimos fracasando, ya que no hemos tenido la voluntad para convenir en tres o cuatro cuestiones muy simples para facilitar la circulación como si fuéramos un territorio único. Estamos perdiendo una fuente de recursos que sin duda alguna ayudaría para impulsar nuestro crecimiento.

La otra dimensión es lo que sería nuestro turismo de cabotaje regional, que amén de cuestiones económicas y sociales que ya lo limitan, esencialmente al fronterizo, pero más que nada para aprovechar diferencias de cambio, lo que no deja de ser un juego de suma cero, le sumamos el cierre de fronteras de modo indiscriminado, sin tener la más mínima capacidad para fijar un criterio regional.

Referido a la pirámide de Maslow estamos todavía debajo de la base o primer nivel.

Si nos vamos a Europa, vemos también que pese al desarrollo de la Unión Europea han faltado criterios para enfrentar a la “peste”. Cada país se comportó, de modo individual, cerrando y abriendo fronteras, disponiendo cuarentenas que sin haber tenido la duración de la Argentina, ocho meses, fueron suficientes para producir daño económico y en el turismo y el transporte aéreo, prácticamente destruídos de un día para el otro, y ahora anestesiándolo mediante las ayudas dispuestas por la propia Unión Europea, cuyo costo aún es imposible mensurar, ya que impactará en las generaciones futuras.

Si hiciéramos el Test de Maslow en la Unión Europea, veríamos que se afectó el segundo nivel generando miedo sanitario y miedo a perder el empleo.

En España, los ERTE (Expedientes de regulación temporal del empleo) le permite al trabajador percibir un porcentaje del 70% en los primeros seis meses de vigencia y del 50% luego de una base que toma el promedio de remuneraciones de los últimos seis meses de relación normal.

Se ve afectado el nivel de ingresos de un segmento importante de la gente. En otros países hay ayudas similares, pero no garantizan la continuidad de la fuente de trabajo.

Las cuantiosas ayudas volcadas a las líneas aéreas, recientemente Air France recibirá una segunda ayuda, que no sabemos si no deberán ser computadas en el rubro “fondos hundidos”.

El Test de Maslow nos demostraría que el turismo como negocio y como objeto de recreación para la gente, bajará sustancialmente de volumen, y las ayudas, muchas a “fondo perdido” que se están distribuyendo, en algunos casos con extrema generosidad, tendrán su costo en un futuro inmediato.

Esto explicaría esa maraña de iniciativas y esfuerzos para atraer y “exportar” el turismo oriental, especialmente chino, hacia Europa.

No sé si se advierte que de concretarse la marea china en el ámbito de Europa, podría fortalecer la inversión de capitales de ese origen que en teoría podrían financiar las ayudas dadas a “fondo perdido”. No sabemos a qué costo….

A modo de conclusión debemos pensar en un transporte aéreo y un turismo de mucho menor volumen, hasta que el segundo nivel de Maslow recupere solidez económica y anímica.

Pasarán años…y quien sabe cómo serán las cosas dentro de no más de diez años.

Portal de América

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