El turismo es un problema, la economía una cuestión
Lunes, 15 Marzo 2021 11:50

El turismo es un problema, la economía una cuestión nuestroturismo.com

Aprendí de Carlos Floria a distinguir las cuestiones de los problemas, la cuestión hace a lo general, el problema a lo particular, él diría que “la cuestión” es el “problema de los problemas”. La peste puso al descubierto la debilidad del sistema político económico occidental, una verdadera burbuja que estaba siendo cuestionada en los últimos años, mucho antes de la llegada del Covid.  También quedaron al descubierto los lobbys de los diferentes factores de poder, cada uno es esencial, pero es imposible satisfacer a todos…

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por Luis Alejandro Rizzi, desde Buenos Aires (La gran desigualdad que tiene la sociedad argentina es un límite al crecimiento, no solo al desarrollo. Inhibe posibilidades de inversión por la fuerte inestabilidad económica, social y finalmente política. ¿Qué veo ahora? Veo reactivación, producto de una inversión pública y un rebote. Esto generará empleo. Pero estratégicamente no significa que estamos logrando acuerdos políticos y sociales. Agustin Salvia. Reportaje del periódico Perfil 13/03/21).

Pienso que esa observación despojada del localismo argentino es válida para Europa y los EEUU, y si bien afloran las ayudas, unas directamente a fondo perdido y otras con la modalidad de créditos blandos que será muy difícil que se puedan devolver. Lo cierto es que no se advierten acuerdos políticos sociales para analizar la realidad, fijar prioridades y precisar el costo de la peste, ponderando la calidad de las respuestas que se fueron elaborando, pensando que los contagiados en el mundo están en alrededor de los 120 millones de personas sobre una población de 7800 millones y los fallecidos están en alrededor de 2,5 millones.

Parecería que se comparan los contagios y las muertes como si en el planeta hubiera vida eterna, y la comparación debería hacerse con la cantidad de personas que mueren por día en el mundo y en los países. En el mundo mueren un promedio de 150.000 persoans por día, y en Argentina alrededor de 950. No sabemos si estos promedios han variado, y en su caso en qué medida.

La conclusión podría ser: habría que saber convivir con esta peste y otras que fatalmente aparecerán, no hay ninguna enfermedad buena o saludable, y de algo nos tenemos que morir, en eso no hay privilegio alguno.

Ahora si con cada peste “bajamos la cortina de los países” comenzaríamos a formular una profecía auto cumplida que nos llevaría al final de la vida, una parusía antinatural.

El turismo reclama apoyo a los estados para poder subsistir hasta tanto llegue algún tipo de normalidad, que consistiría en por lo menos tener niveles de actividad similares a los de 2018/19.

En otros países como Argentina la cosa es más difícil, y pido a nuestros lectores que vuelvan a leer nuestro párrafo entre paréntesis posterior a nuestra presentación y el reportaje hecho a Agustin Salvia, disimulando esa soberbia del señor Fontevecchia por mostrarse culto e informado, como si las “citas” fueran su modo de vida.

En la Argentina, según el destacado investigador Salvia, sólo un tercio de los argentinos no somos pobres, nosotros lo veníamos diciendo al revés el 70% es pobre. En ese sentido el turismo no puede ser prioridad, pero sí debe serlo lo que llamaríamos “exportación de turismo” o el turismo receptivo.

En España se ha decidido un Plan de Ayudas de once mil millones de euros, siete mil millones de ayudas directas, pero se piden cuarenta mil millones teniendo en cuenta que aún hay cerradas (según el portal preferente) cinco mil agencias.

No sé cuál es la política del gobierno español con relación a sus prioridades, pero no hay constancias de que mediante un acuerdo político social se haya precisado un programa al respecto.

Lo mismo ocurre en nuestro país, con la salvedad que Argentina no tiene acceso al crédito, carece de ahorros y ni pensar en inversiones. El único medio que tiene el gobierno es la emisión.

Entre tanto cada sector, ya no sólo en España y Argentina, con sobrados argumentos para sustentarlos reclaman demandas y apoyos, pero NADIE dice donde estarían o están los recursos.

Los gobiernos deben promover un acuerdo político social para fijar prioridades y proceder en consecuencia.

Algo similar ocurre con el transporte aéreo, el nivel de perdidas asusta y más asustan las previsiones sobre la eventual demora en la recuperación.

Lo primero que noto es que la recuperación se supone tomando como base el año 2019 y de allí se hacen estimaciones en el sentido que tal nivel se lograría en 2023, pero no se piensa en el “entretanto” y en las pérdidas que se generarán en ese lapso.

Los gobiernos deberían hacer una suerte de “test de estrés” como el que le propuso Tim Geithner a Barak Obama cuando asumió el gobierno en medio de una crisis como la de los años 2008/9. Los gobiernos deberían establecer un base de referencia tomando en cuenta la necesidad de capital que necesitan las líneas aéreas para existir y determinar la lógica de su dimensión.

Es probable que este “test de estrés” se podría generar para todo el negocio del turismo.

Lo que parece evidente es que todo se volcaría por la necesidad de promover el turismo receptivo, en especial parecería ser la visión española que apuesta una vez mas a lo ya tan gastado de “sol y playas.”

Pienso que muy pocos tienen en mente no sólo la actitud que tomará la gente, sino los recursos con que cuenta, y es obvio que todo indica, esto lo digo de modo intuitivo, que el poder adquisitivo o el salario real han perdido puntos.

La economía de Europa y Estados Unidos se ha contraído, y con relación al futuro sólo podemos pensar en tendencias. Descreo de los cálculos que con puntos y comas estiman niveles de crecimiento o de rebote, según los casos.

El rebote es recuperación de lo perdido y una vez superado ese punto comienza el crecimiento.

En Argentina, si todo fuera bien, hoy muy poco probable dado la mínima idoneidad del gobierno, recién podríamos hablar de crecimiento en un futuro lejano, teniendo en cuenta el peso de la deuda que arrastramos, el crónico déficit fiscal y la presión impositiva que obra como un repelente a la inversión.

Varios países europeos tienen déficits que superan la relación del 3% de su PBI y su endeudamiento el 60%, en algún momento habría que adecuarse a esos límites y eso se llama en todas partes “ajuste”.

A esta altura dudo si el turismo es una fuente de ingresos o de gasto.

Para la gente es gasto y todo lo indica. Partamos de las ayudas directas derivadas del reciente programa aprobado por el congreso de los EE.UU. de 1,9 billones de dólares y el cheque directo de u$s 1400 para todos aquellos que no acrediten un salario superior a los u$s 80 mil anuales.

Si vemos el turismo como “gasto” entenderemos por qué todos apuntan a su exportación (turismo receptivo).

Pero este problema es una de las cuestiones político-económicas que se deben resolver mediante acuerdos político-sociales.

Lo demás es un manojo de buenas intenciones que sabemos a donde nos llevan…

Portal de América

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