La marca Latinoamérica en caída
Lunes, 08 Febrero 2021 19:10

La marca Latinoamérica en caída CEUPE

La imagen de Latinoamérica en materia de turismo viene cayendo desde antes de “la peste” según Future Brand. Cuatro de las cinco “marcas país” que más cayeron están en Latinoamérica y son Chile, Argentina, México y Perú. Tomado de LADEVI Nota de Juan Scollo.

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por Luis Alejandro Rizzi, desde Buenos Aires (Argentina un país que debe producir en pesos y vender en dólares al exterior, una curiosa teoría que invoca el presidente y le quita respeto a sus ideas)

En el mundo de las ideas impera un necesario relativismo cuando el debate se plantea desde la buena fe y desde un mínimo de razonabilidad.

Manuel Garcia Morente en sus “Lecciones preliminares de Filosofía”, cuando explicaba a Leibniz decía que para este filósofo existían las verdades de razón y las verdades de hecho. Las verdades de razón serian aquellas previas a la experiencia y las verdades de hecho enuncian un consistir contingente. De esta distinción se deriva otra que diferencia los juicios apodícticos de los asertóricos. Los primeros son aquellos en los que el predicado integra el sujeto, como cuando decimos que un triángulo tiene solo tres lados o el cuadrado cuatro. Por el contrario, en los asertóricos el predicado pertenece y podría no pertenecer al sujeto, como cuando decimos este paño es verde, pero podría ser de otro color, estas son verdades de hecho.

En el ámbito de la opinión el debate versa sobre lo “asertórico”, sobre consecuencias, y el objetivo es determinar sus causas, pero siempre se debe partir desde un fondo de “verdad”. Cuando esa verdad se suple con significantes o juicios “apodícticos” el debate se empantana, dado que esos no se pueden poner en duda.  

Esta breve introducción la creo necesaria para poder “ir a las cosas” dejando de lado lo que llamaría “verdades apodícticas”.

Lo primero que tendríamos que plantear es si realmente existe o existió una marca “Turismo latinoamericano” o “marcas países”. Para quienes hemos andado algo lo que se puede percibir es que sólo Brasil tendría una marca propia en materia de turismo, los demás pueden tener algún símbolo, como ocurre con los casos “Fangio” o “Maradona”, que nos facilitan ser reconocidos como país, pero no generan atracción, a lo sumo curiosidad.

La cosa se deriva hacia una cuestión de imagen, pero cuesta reconocer que la imagen es una consecuencia de lo que somos y hacemos, como se dice en la nota de LADEVI, la imagen es un reflejo de la realidad. Por más esfuerzo que se haga no es posible construir una imagen irreal de una realidad.

Sin embargo, hay un diferente parámetro de consideración. Casi en tiempos contemporáneos se produjeron las manifestaciones de los “chalecos amarillos” en Paris y de los “descontentos” en Chile, en especial en la Capital, Santiago. No hay constancias que las primeras hayan influido o afectado lo que sería la “marca Francia”, como ocurrió con Chile que descendió 30 posiciones en 2020 comparando con el año anterior. Para “Bloom consulting”, Francia perdió dos posiciones ante Reino Unido e Italia, pero mantiene la calificación de muy buena marca.

Latinoamérica tiene que desarrollar una política turística integrada que posibilite la libre circulación de las personas y bienes que ingresen a la zona como turistas, una moneda turística que debería tener curso legal en todos los países de la región o bien admitirse el dólar o euro como medio de pago, consecuentemente los precios deberían estar nominados en la moneda local y en la moneda turística o la adoptada como tal.

El transporte aéreo debería gozar para las empresas radicadas en la región del ejercicio de las nueve libertades del aire.

Daria la impresión que el turismo como profesión, en esta parte del mundo, está más orientado a explotar el emisivo que el receptivo.

Veamos dos ejemplos.

En 2019 se incrementó el número de turistas que ingresaron en Argentina, pero el saldo de la balanza fue negativo en más de 2.100 millones de dólares.

En Chile el turismo emisivo superó al receptivo, siempre en 2019, en más de 1.400.000 personas, y el saldo negativo de la balanza fue de aproximadamente 1.100 millones de dólares. El 30% del emisivo tiene por destino a Argentina.

Es obvio que el turismo emisivo debe ser más lucrativo que el receptivo, pero también podría ser que, en una mirada de precios relativos, sea más barato hacer turismo fuera del país que en el propio.

En Argentina hay un hecho que creo decisivo, las políticas cambiarias en general han favorecido o abaratado el turismo emisivo. Hoy día con una escasez de dólares que pareciera que afectaría la compra de vacunas contra la peste, los billetes aéreos se cotizan al tipo de cambio oficial con lo cual se favorece a los segmentos sociales de mayores ingresos. Recordemos que tenemos una tendencia a sobrevaluar nuestra inexistente moneda como un modo, por cierto, muy perverso, de mantener una cierta armonía social.

Es cierto que la “peste” opera como una barrera no arancelaria que directamente impide viajar a varios destinos.

Esta cuestión da para mucho más y nos quedaron colgados por razones de espacio, varios temas que abordaremos próximamente.

Portal de América

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