La cuestión no es el turismo, es la vida
Lunes, 11 Enero 2021 10:06

La cuestión no es el turismo, es la vida

La consultora reconoce que es muy difícil hacer previsiones. "Con el inicio del nuevo año, muchas cuestiones continúan sin respuesta, y el impacto y la incertidumbre respecto a la COVID-19 sigue acechando a todas las partes interesadas en los viajes para reuniones y eventos. La pregunta sobre cuándo volverá la industria depende en última instancia de una complicada mezcla de ciencia, gobierno, política de los empleadores y confianza del viajero".

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por Luis Alejandro Rizzi, desde Buenos Aires (El año se inició con los mismos problemas, la misma terapéutica y las cosas seguirán empeorando. La cuestión, somos ¿una sociedad lógicamente aburrida…? Hacemos las misma macanas desde antaño)

En esta cosa del turismo sobran las consultas y las solicitudes de previsiones y pronósticos por parte de los prestadores de servicios y agentes:
- La pregunta esencial es cuándo mejorará la cosa, será el 20 de junio de 2021 a partir de las 09:00 AM, o el 3 de septiembre de 2022, desde las 06:00 PM o el 4 de marzo de 2023 desde las 11:00 AM.  Es imposible dar respuesta honesta a esas preguntas.
- Otro tipo de consultas se dirigen a la necesidad de bajar precios, facilitar las cancelaciones o cambio de fechas, exhibir la idoneidad de los protocolos “anti peste”, proponer un desafío a los “miedos propeste” o creer que los viajes de ejecutivos con todos sus privilegios y prebendas se reanudarán en cualquier momento, como antes o en la “anterior normalidad”, como si las consecuencias de la “peste” dependieran del marketing.

Por cierto y como lo decía la consultora Phocuswright en el copete de esta nota, diría que es casi imposible formular previsiones o pronósticos sobre lo que ocurrirá, lo que si podemos hacer es imaginar tendencias, que es otra cosa.

Para ello tenemos que seguir la política de los gobiernos y esencialmente el comportamiento de la economía.

Con este enunciado anticipamos que en algunos casos tendremos que ver país por país, esto vale para la Argentina que presenta índices muy preocupantes de pobreza, inflación epidémica, escasez de crédito y ambiente desfavorable para pensar en inversiones de largo aliento.

Solo podemos esperar inversiones “golondrina” que en general empeoran la situación, ya que influyen de modo irracional en el mercado de cambios y emputecen el sistema económico.

Otros países tenemos que verlos en el regionalismo que comparten, caso Europa y en especial los países que integran la Unión europea.

Sin embargo, en todos los casos me parece útil tener en cuenta la opinión de Luis Chiozza, uno de los mejores especialistas en enfermedades psicosomáticas, que le decía al periódico Perfil, “…Cuando se desea resolver un problema, se lo piensa desde el punto de vista de los parámetros que usted maneja sobre lo específico. Pero eso genera otros problemas correlacionados de manera inevitable.

Entonces todo el mundo se pelea con todo el mundo y sucede lo que una vez dijo José Ortega y Gasset refiriéndose a España: Todo el mundo termina por tener razón, pero con la particularidad de que la razón que cada uno tiene es la que el otro perdió, no la propia”.

Pienso que esto es lo que está ocurriendo con el “turismo”; no podemos negar que entendemos los reclamos y pedidos de auxilio del sector, me pongo en el lugar de cada agente o prestador de servicios turísticos, pero también me pongo en el lugar de los gobiernos que deberán dar respuesta a esos reclamos, sin perder la propia razón que no digo imposibilite su atención, sino satisfacer a todos, esto es imposible.

De lo que se trata es de ver como la política, la economía, junto a las propias decisiones enfrentan esta cuestión de la “crisis del turismo”, que en verdad es una de las manifestaciones de la crisis económica generada por la “peste”.

Luis Chiozza, en otra parte del reportaje le decía a Perfil: “…Hace poco me mandaron de Barcelona una invitación para decir qué le veo de positivo a 2020. Mi respuesta fue que no sé cómo termina esto, pero nunca lo supimos. Lo único que podemos saber es que hemos hecho grandes progresos y hemos sufrido muchas cosas. ¿Qué nos deparará el mañana? Nunca lo supimos ni lo sabremos. Superar dificultades y sufrimientos es lo natural en la vida. Le pasa al gato y le pasa al eucalipto. Pero los animales y las plantas lo ven como algo natural, mientras a los humanos nos parece una injusticia.

Regreso al inicio, el turismo en particular, que es la temática del PDA, deberá superar esta crisis generada por la “peste”. De poco o nada nos sirve ponderar la riqueza que generó el turismo en el mundo, eso ya es historia, y podría ser que a partir de ahora el turismo deje de generar esa cantidad de recursos de los 4.500 millones de viajes aereos o los 1.500 millones de viajes específicamente turísticos, aunque de algún modo todos lo son. Esto es relativo ya que varias líneas aéreas estaban en graves dificultades y muchas sentenciadas antes de la peste. Parecería que esta fue una excusa para financiarlas con recursos públicos.

Barak Obama recuerda en sus Memorias (pag. 351) que parte de los recursos del famoso “TARP” de George Busch se destinó a pagar honorarios y beneficios de los ejecutivos de primera y segunda líneas que generaron la crisis “subprime” del 2007.

Creo que el turismo ya tuvo su explosión, y es probable que, si no hubiera sido esta “peste”, el turismo hubiera comenzado a declinar porque el mundo se acerca a una crisis económica que le pondrá fin a un estilo de vida.

La observación de la realidad nos muestra que los sistemas previsionales están llegando a su fin dado que es imposible financiarlos por la extensión de la expectativa de vida y la limitación de la jornada laboral diaria y semanal.

Esto obligará a la gente a gastar menos para financiarse cuando llegue el momento del justo “retiro”.

Esto no quiere decir que el “turismo” desaparecerá, NO VA a OCURRIR.

Pero será distinto.

Los "viajes de negocios” disminuirán porque las empresas advirtieron que la tecnología disponible los hará innecesarios. El contacto personal presencial seguirá existiendo, pero sólo para resolver casos puntuales.

Los incentivos para elegir tal línea aérea u hotel quedarán en beneficio de las empresas que son las que pagan esos servicios, su elección ya no dependerán de las secretarias o dependientes. La empresa elegirá y negociará las tarifas.

Cientos de viajeros perderán los beneficios personales de los “puntos”. El último balance de Aerolíneas Argentinas registra un pasivo de 6.400 millones de pesos, en números redondos, correspondiente al programa de “pasajeros frecuentes” sobre una facturacion total de 79.000 millones de pesos, un 8%.

Ese porcentaje o una parte sustancial lo usaran las propias empresas para financiar los viajes de sus funcionarios, sin perjuicio de que las partes negocien algún otro tipo de incentivos. Estos programas no serán eternos y es probable que las líneas aéreas más avanzadas los tengan en revisión.

Pienso que la clase “economy” será la más usada y por tanto su mayor confort será un elemento de competencia en el mercado.

Lo digo como tendencia, en los próximos años habrá más turismo de cercanía, el largo radio disminuirá y será responsabilidad de cada uno tomar la mejor decisión. Lo cierto es que la demanda será menor, la oferta deberá ajustarse a su medida debiendo ser económicamente sustentable.

No comparto la idea de Ryanair de ofrecer billetes por € 10,00. Me pregunto, agotado el stock ¿la gente pagará, por ejemplo € 20.00 o la tarifa que resulte económicamente sustentable en el futuro?

La filosofía del “low cost” también deberá cambiar.

El crecimiento de la población, la mayor demanda de la gente y la mayor escasez de los recursos, nos llevará a otro tipo de sociedad, más austera.

El principio de contradicción en economía nos lleva a pensar lo siguiente: iremos a un capitalismo diferente, bajará la concentración de riqueza, condición necesaria para que disminuya la pobreza y la indigencia en el mundo. Si la primera sigue creciendo, seguirá creciendo la indigencia y la pobreza, por lógica consecuencia.

Iremos hacia una vida más austera y sustentable.

No se por cuánto tiempo, pero seguro por unas cuantas generaciones.

Con la ventaja de ver desde el siglo XXII, tenemos que comenzar a crear este camino pensando desde otra simple realidad, como dice Chiozza, superar las dificultades y los sufrimientos consecuentes debe ser algo natural como lo es para los animales y los vegetales.

Lo buenos es saber superarlos, el resultado será algo diferente que se podrá mejorar o empeorar.

Portal de América

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