En otra parte del extenso reportaje decía con relación al turismo: “…En el turismo incluso con los salarios bajos no se puede mantener, siempre habrá lugares con un turismo más barato. Es verdad que hemos vivido una época dorada en este sector por los problemas de seguridad en el norte de África o en Turquía, pero esto no podía perdurar para siempre y ahora nos enfrentamos a la realidad.”

La realidad que enfrenta el turismo es la de la “peste”, pero la idea que tiene Alicia Garcia Herrero es que el dinero recibido de la U.E. debe destinarse a trasformar la economía: “…Podemos ofrecer parte de los fondos a la inversión directa con un plan claro de cambio de la economía y la educación. Necesitamos que venga dinero privado a crear empleos de verdad y que se queden para siempre. No podemos vivir solo del dinero público (fondos europeos) que llega una vez o incluso hay que devolverlo, necesitamos inversión extranjera estable que traiga tecnología, trabajadores extranjeros cualificados que expandan sus conocimientos.”    

Es obvio que implícitamente está diciendo que ni un solo euro debería destinarse al salvataje de las líneas aéreas ni para el turismo.

Más de una vez hemos planteado la falta de relación entre la oferta y la demanda en el transporte aéreo, más aún hablábamos de una demanda no sustentable, pero ahora “peste” por medio, es razonable creer que la demanda turística bajará, pero además buscará destinos baratos o “low cost”.

El turismo pasará a ser un “commoditie” como lo es el petróleo, los granos y otras materias primas, y en esa línea de pensamiento los países proveedores de “turismo” vendrían a ser los países periféricos de los que nos hablaba la CEPAL en la época de Raul Prebisch.

Sin embargo, ello no quita para que el turismo sea un “commoditie” valioso para nuestra región de Latinoamérica para generar recursos para ingresar al nivel de las economías desarrolladas.

El objetivo de China, en el fondo un objetivo de Donald Trump, el de industrializarse y dejar de importar bienes de capital, principalmente desde Alemania, la idea es producirlos y exportarlos, y reducir la importación a todo tipo de commodities.

La ruta de la seda es en definitiva una versión del “common wealth”, pero en el que China ejerce una suerte de control por medio de sus inversiones en infraestructura y en la producción de commodities necesarios para su economía.

En Argentina ya han mostrado interés en obras que faciliten la exportación de commodities comenzado a invertir en su producción. En nuestro caso además con el famosos Swap de divisas por un monto equivalente a u$s 18.700 millones ejerce un control indirecto, ya que es un modo de financiar importaciones de ese país con su propia moneda. Es un medio para facilitar sus exportaciones. También pueden pagar sus importaciones con nuestros pesos.

Es posible que en lo inmediato haya dos países (EEUU y China) y la U.E como proveedores excluyentes de bienes de capital.

En esta perspectiva el turismo, como dice Garcia Herrero, será un servicio de muy baja productividad. Si leemos las diferentes publicaciones especializadas en la materia, vemos que los pronósticos son pesimistas.

Aerolíneas Argentinas comenzó a reducir frecuencias a destinos turísticos locales y regionales, ya está sobredimensionada para nuestra realidad y si la readaptación no se hace de modo consensuado, la impondrá la realidad que es mucho mas cruel.

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