Los Estados ¿deben salvar a sus aerolíneas? II
Sábado, 17 Octubre 2020 16:09

Los Estados ¿deben salvar a sus aerolíneas? II

No estaba previsto una segunda parte de esta nota, pero me han hecho varios comentarios y preguntas que intentaré responder. Sin embargo, pienso que casi todos sabíamos que había en el transporte aéreo un exceso de oferta, pero se insistía en bajar las tarifas…

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por Luis Alejandro Rizzi desde Buenos Aires (hoy fue difícil conseguir dólares, la oferta del blue tuvo una suerte de “cepo”, se restringió la venta y se llegó a vender a 175, para la compra se pagó hasta 163, hay escasez de dólares blue…)

Más de una vez hemos hechor referencia en el PDA al exceso de oferta en el transporte aéreo lo que llevaba a bajas de tarifas, lo que paradojalmente permitía documentar ganancias financieras y repartir buenas rentabilidades que como el mejor oximorón, sus balances, bien leídos, demostraban pérdidas económicas.

Las tarifas nominales “pre-peste” eran iguales o más bajas que las vigentes a partir de 1970, cuando en ese mismo lapso una tarifa de un hotel cuatro estrellas pasó de un precio promedio de u$s 22/27 a € 230/250.

Es obvio que algo no andaba bien. Es cierto, el costo de volar bajó, el precio de los aeroplanos más o menos mantuvo una lógica, pero apareció el “leasing”, herramienta financiera que posibilitó no solo multiplicar la venta, sino además “adquirir” aeronaves sin capital, ya que la misma aeronave se convertía en su garantía.

A partir de este hecho “financiero” surge el “low cost”, que permitió montar empresas que comenzaron a fijar tarifas financieras, sin relación económica. La cosa fue y aún sigue siendo “administrar flujos”, lo que permite generar ganancias financieras que se llaman “burbujas”. El negocio durará mientras se mantenga la habilidad malabarista.  Es una obviedad que el dinero por si no genera riqueza, genera ganancias circunstanciales, que es otra cosa. En este tipo de negocios se entra y sale, pocos se quedan….

Aerolíneas Argentinas tiene una flota de alrededor de 70 aviones y sólo dos son de su propiedad. Si no existiera el “leasing” como herramienta es muy probable que tuviera una flota menor y posiblemente perdería mucho menos dinero, y hasta podría ganar si tuviera una buena gerencia.

Por eso insisto que es ilegítimamente inmoral que los estados gasten recursos en el salvataje de aerolíneas que hicieron uso y abuso de estos medios financieros que escondían una pavorosa debilidad económica.

Más de una vez sostuve la hipótesis que la facilitación financiera para adquirir aeroplanos fue una de las causas del aplanamiento tarifario que operó como subsidio irracional al desarrollo del turismo en todas sus variantes, ya que se abarataba lo que en lo años 1965 a 1980 era el costo del billete.  En esa época el costo financiero era de más o menos el 15% y había que pensar muy bien el costo de la inversión.

Recuerdo que en esa época el promedio de gasto para el turismo “economy” para el continente europeo, diría el de las clases medias, era de unos u$s 65/75 dólares por día para una estadía de 20 días, y el total era el precio de un billete para la ruta Argentina-Europa. Hoy el cálculo mínimo es de u$s 250 diarios y el costo del billete aéreo demandaría a lo sumo 4 días de estadía, siendo que antes equivalía a veinte.

Queda claro que hubo un subsidio para que viajaran el año pasado alrededor de mil quinientos millones de turistas.
Con tarifas más reales, probablemente ese volumen se hubiera reducido a la mitad o más.

Por eso insisto, antes de “salvar” empresas los gobiernos deberán pensar muy bien y evitar el subsidio de abusos que hoy causan un daño que aún no es posible mensurar, porque además debemos ponderar el costo de “esos otros costos hundidos”.

Es obvio que no apunto ni al turismo ni al transporte aéreo, sino de poner de manifiesto cómo el malabarismo financiero termina generando un desastre económico.

Las líneas aéreas bien plantadas serán salvadas por sus socios y por el mercado, las inviables deberán desaparecer de una buena vez o bien reducirse a su justa dimensión.

Juan Carlos de Pablo más de una vez decía que ningún funcionario le podría enseñar a un taxista dónde buscar pasajeros. Pues bien, ningún funcionario puede saber mejor que los accionistas privados si una empresa vale la pena o no.

En fin, el hombre, y en especial los argentinos, podemos tropezar con la misma piedra durante toda la vida…

Como se reirá el reino animal al ver nuestros tropiezos permanentes…

Portal de América

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