por Luis Alejandro Rizzi, desde Buenos Aires (por ahora el gobierno trata el dolor, pero los calmantes se están acabando…)

Es lógico, todos queremos salvarnos, pero el “Arca de Noé” tiene lugares limitados. Hay una posibilidad,  puede hacer varios viajes para poder entregar más billetes y según la distancia y el tiempo que demore en ir y volver, aumentará la posibilidad para abordarla, pero es imposible que podamos subir todos…

Será muy cruel la tarea de fijar prioridades (quienes podrían viajar) porque habrá errores, incluso algunos irremediables. Difícil que haya unanimidad porque los que no puedan subir al “arca” tendrán todo su derecho a protestar y agredir, y algunos subirán por acomodo con el boletero (el gobierno) y otros por su poder de amenazar. Las miserias humanas existen y existirán.

Estoy convencido que el transporte aéreo y el turismo tendrían que integrar el podio de “prioridades”. Sin embargo, a su vez hay que precisar cuáles deben ser las prioridades de esa prioridad.

Me explico, ¿deben bajarse impuestos y abaratar costos para facilitar el turismo emisivo? ¿Aerolíneas Argentinas debe seguir volando a destinos turísticos extranjeros, recibiendo ingentes subsidios para tal fin?

Tomo otro tema candente, la falta de viviendas. ¿Es lógico que se legalicen las tomas de propiedades de modo ilegitimo, aunque luego se indemnice a los propietarios? o que se pretenda urbanizar villas con lo cual pasamos por alto la cuestión de nuestra anormal densidad poblacional. Es tirar dinero y agravar la cuestión social.

Otro tema ¿es razonable que no haya ninguna política para reanudar de modo presencial el sistema educativo y que sean los gremios docentes los que fijen la agenda?

Un último tema, después de nuestra experiencia de fracasos ¿es posible creer que esta etapa de administrar prioridades, con muy escasos recursos (prestados) transcurra sin conflictividad…?

Estas preguntas hasta ahora no tienen respuesta por parte del gobierno y las pocas que hay no resisten un mínimo examen de la razón.

Más grave aún es que los reclamos, no sé si lógicos, pero entendibles, tampoco resisten examen racional.

Creo que fue el lunes pasado que los sectores del turismo presentaron un petitorio-reclamo, que ya mereció mi opinión en este PDA, ahora agrego que ese “petitorio” no se diferencia de ningún otro presentado por otros segmentos de la actividad económica.

Todos piden lo mismo sabiendo desde ya que la respuesta será el silencio o una propuesta de “buenas intenciones” para el próximo trimestre, semestre o siglo…

Los indicadores económicos son nefastos y deberían avergonzarnos porque todos hemos remado en la dirección a la comodidad que se grafica en nuestros nueve “defolts”, y ahora se propicia por el propio Banco Central otro “defolt” (sería el décimo) para el sector privado, con la obligación imperial de renegociar pasivos contraídos en el exterior.

Solo se justificaría o se podría entender que Aerolíneas Argentinas vuele al exterior si el 75% de la capacidad comercial se vendiera en el extranjero y se traen turistas al país y a la región.

Lo mismo vale para el segmento del turismo, debieran presentarse programas para facilitar el turismo de exportación-receptivo-por ejemplo, financiando con tasas que se relacionaran inversamente con el volumen de turismo ingresado. A mayor cantidad, menor tasa, pero además pagado en moneda extranjera ingresada al MULC.

Para ello debería abrirse el mercado de cambios incluso con algún reembolso para el que llegue y algún recargo para el que viaje al exterior. Debe incentivarse el receptivo y desalentarse el emisivo.

Es obvio que no hay que pensar que se salvarán todos, por lo que se y veo, muchos deberán dedicarse a otra cosa.

Como dije en otra nota, hasta ahora en la Argentina, muchos negocios se montaron sobre distorsiones, en algunos casos establecidas con perversos fines específicos como la posibilidad de que una sociedad quebrada pudiera adherirse a una moratoria fiscal-el caso OIL- que obviamente también puede beneficiar a otros quebrados.

En otros casos se montaron negocios aprovechando las distorsiones cambiarias. Como es sabido el tipo de cambio se utilizó con fines terapéuticos para disimular problemas difíciles de resolver. Un tipo de cambio que sobrevalue la moneda local, impacta favorablemente en el nivel de los salarios reales y facilita las importaciones, como el turismo emisivo y además la subfacturación para dejar dólares o euros fuera del país, por el contrario, la subvaluación genera el negocio inverso.

Estas distorsiones dependen del acceso al crédito externo, cuando este se suspende, no ingresan divisas y recurrimos a los controles.

Cuesta admitir que el tipo de cambio debe ser natural y reflejar la confianza institucional del país.

No se en cuanto tiempo, pero el destino es que el precio de las monedas flote libremente y en ese momento tomaremos conciencia de nuestra pobreza como sociedad, lo que ya se aprecia al leer las encuestas de ingresos que publica periódicamente el INDEC.

Debemos prepararnos para un mercado muy reducido, en especial para el turismo y el transporte aéreo argentino, absolutamente insuficiente para financiar el turismo emisivo.

Esta vez la mano viene para el receptivo, tenemos escenarios para todos los gustos y se los armonizamos con otros de la región, podríamos estar en perspectivas de excelentes negocios con beneficios para todos (y todas….jajaja)

Es hora de pensar de otro modo porque para pagar el billete al “arca de Noé” no solo habrá que tener el dinero (capital propio) sino también proyectos diferentes, quizás con esto sea suficiente.

Las ayudas si las hubiere podrían tener el efecto de afilar las cuchillas del verdugo.

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