por Luis alejandro Rizzi, desde Buenos Aires (En cincuentena en decadencia…)

La verdad uno está saturado con este tema del covid-19, y no es tarea fácil poder llegar a certezas sobre el futuro de este virus. Pero se sabe que el contagio se produce con dos días de anticipación a la aparición de los primeros síntomas de la enfermedad, por eso los “test rápidos” no son efectivos y pueden dar muchos “falsos negativos”.

Asi lo explicaba In-ho-Kim, un destacado pandemiólogo coreano, que le decía al periódico Perfil: “…La capacidad de pruebas de laboratorio masivas fue uno de los factores principales. Así alcanzamos el éxito en el control del brote. La razón principal es que este Covid-19 aparece en los análisis dos días antes del inicio de los síntomas. En ese momento ya es muy contagioso. Si no se cuenta con ese recurso de laboratorio, especialmente en el campo, puede ocasionarse un problema. Contar con este recurso nos permitió tomar decisiones rápidas y aislar los contactos. Y también pudimos tratar los casos confirmados en función de la gravedad de los síntomas. Contar con esta capacidad liberadora fue un núcleo de nuestra respuesta contra este Covid-19".

Otra certeza es que es un virus que en mutación contínua, y la última según este especialista es que: “….El tráfico internacional se ha mejorado continuamente. Hoy en día, los países están mucho más interconectados entre sí. Las enfermedades infecciosas también pueden propagarse de un país a otro, de un continente a otro. Es algo que sucede todo el tiempo, y el Covid-19 es un muy buen ejemplo. La mayoría de los casos importados de Corea del Sur llegaron por avión".

Esta es una mala noticia no sólo para el turismo, sino para el transporte aéreo, dado que la única medida de seguridad que se debería tomar es un análisis previo de laboratorio a cada pasajero. Las demás medidas de seguridad serian inocuas, ya que  la única precaución que debieran tomar las líneas aéreas seria el certificado del análisis con su resultado y la acreditación de un asilamiento previo desde el momento del análisis hasta la fecha de subida al avión, lo que a todas luces resulta imposible de llevar a la práctica.

Pero las medidas que circulan, no ocupar la fila del medio, el barbijo o máscara durante el vuelo y una distancia social entre cada pasajero serían insuficientes para garantizar la imposibilidad de un contagio a bordo.-

Ahora bien, el país receptor debería exigir o efectuar el análisis de laboratorio a cada pasajero, y tenerlo en cuarentena hasta conocer el respectivo resultado.

Como vemos, es probable que muchos países mantengan cerradas sus fronteras para el turismo, salvo que cada viajero acepte realizarse el respectivo análisis al llegar y bancarse el aislamiento hasta conocer el resultado y obviamente asumir el costo, que seguramente como medio de promoción, lo asumiría el estado de destino.

En este punto confluyen la salud pública, la economía y el comercio, y los prestadores de servicios turísticos tendrán que tener en mente  esta circunstancia para decidir su futuro.

Se trata de un fenómeno patológico que en mi opinión se lo mide, con las medidas de la desmesura, valga la expresión, pero ya se ha creado en gobiernos, de cualquier signo y tipo, en el periodismo, y en la gente esta idea de “fatalidad” y la necesidad de asumir nuevos usos de vida, que como las mascarillas y la distancia social, perturbarán nuestra capacidad para tomar decisiones, ya que me pasará a mí y a usted lector, siempre nos quedará la duda y en la duda uno tomará sus precauciones que irán más allá de  estas cuestiones, uno tomará decisiones conservadoras que incluso llevarán a preferir ahorrar que gastar.

En el copete hemos transcripto un párrafo de una nota escrita por Lucila Martí Garro, sustentada en el prestigio de la consultora McKinsey &Company, pero además es lo que uno ya palpaba de modo intuitivo. Recuperar la ocupación normal después del 11S le llevó al transporte aéreo casi dos años.

En el caos del covid-19, el uso de una vacuna realmente preventiva podría demorar 18 meses, y a partir de esa fecha deberíamos estimar el plazo de recuperación del párrafo anterior, lo que nos llevaría que recién a principios de 2024 podríamos volver a las cifras pre COVID-19, en la ocupación de los aeroplanos y en los movimientos turísticos.

Como dice el tango de Hector Varela, o en ese momento diremos “…fueron tres años…” que hubo que bancarse, sin tener la certeza que la cosa cambie…

Que cosas que tiene la vida,
Que cosa es tener que llorar,
Que cosas que tiene el destino.
Sera mi camino sufrir y penar...

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