¿Se vienen los hoteles low cost?
Martes, 19 Enero 2016 22:35

¿Se vienen los hoteles low cost?

“Amancio López reconoce que las mejoras incorporadas por las empresas del sector en estos últimos años han sido “meramente estéticas”, cuando “el gran reto para poder competir es crear un producto singular, diferente, orientado a crear experiencias y en eso estamos atrasados. Es el momento de encontrar otro modelo para poder competir con las viviendas vacacionales, producto que, con unos márgenes del 90%, es una máquina de hacer dinero”. (Hosteltur 19/1/2016)

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por Luis Alejandro Rizzi, desde Buenos Aires

En muchos casos el llamado “low cost” parece ser una ilusión, y más de un turista me ha demostrado que el viaje en una línea low cost termina siendo más caro que hacerlo en alguna de las llamadas tradicionales.

El secreto es obtener los billetes con anticipación pero, me agregaban, quienes planeamos un viaje de 15 o 20 días es casi imposible reservar billetes aéreos, hoteles y algún otro servicio con anticipación, ya que el cambio de fechas terminan teniendo un alto costo o bien las pérdidas de las respectivas reservas.

No obstante, en Europa el low cost supera en ocupación a la oferta de las líneas aéreas tradicionales. También parecería que éstas se van retirando de ciertas rutas para dedicarse a las  de media y larga distancia, donde según algunos especialistas el low cos” sería impracticable, por lo que quedaría limitado a los vuelos de hasta una duración media máxima de 150 minutos o alrededor de 2.500 Km.

Lo cierto  es que el low cost se ha culturizado, y quizás esto tiene que ver que cada día el  turismo se masifica un poco más. Más gente  busca destinos que le son desconocidos, el costo de la financiación es bajo y la tecnología ha creado vías de contacto que permiten contrataciones directas con un costo de comercialización mínimo y a precios que lucen competitivos. A ello se agregan los comentarios de los que ya viajaron antes, que en general constituyen una guía insoslayable.

En cierto modo podríamos decir que las famosas épocas de los populares “sale” de fines de cada estación, en el turismo tienen vigencia todo el año.

El turista común quiere mucho por poco, esto significa que el presupuesto destinado al viaje debe ser extremadamente productivo.

La economía colaborativa es una alternativa válida para un segmento importante del turismo, ya que no solo implica conseguir servicios, especialmente de alojamiento, transporte y guía a bajos precios, sino también tener otro contacto con realidades que nos son desconocidas.

Días pasados me contaba un matrimonio que siempre recurre a esta modalidad, que dieron en Segovia con una familia de jubilados o retirados que los llevó a recorrer en su auto particular sitios a los que nunca hubieran ido, todo ello por un precio único.

Convivir en un pueblo de España, Francia, Italia o Inglaterra, allí son famosos los “bed and breakfast” (por mencionar los destinos mas comunes) con la gente del lugar, compartir una cena o un desayuno con personas que quizás no volvamos a ver es también una experiencia que le agrega valor al viaje y al ocio.

Yendo a la hotelería no sé  si ya la clasificación por estrellas  constituye una guía útil para la gente. Los de alta calificación son usados por segmentos exclusivos o por los funcionarios de empresas, los llamados  hombres de negocios que siempre logran descuentos sobre las tarifas faciales o de mostrador, que suelen ser meras referencias para conceder los ansiados descuentos.

La gente, siempre me refiero al turismo masivo, busca habitaciones sencillas, limpias y poco le interesan la cantidad de servicios que ofrecen muchos hoteles, desde su clasificación como de 3 estrellas en adelante, que jamás usarán, salvo esos casos de tentaciones que puede llevar a conocer un sauna o concurrir a un gimnasio. El turista medio no tiene tiempo para esos placeres y tampoco le interesan.

Incluso muchos turistas aprovechan  instrumentos eléctricos que les permiten preparar una infusión en la habitación sea para el desayuno o cuando se llega de regreso de una excursión o de una caminata por una ciudad, o guardar algún alimento sencillo en esos pequeños refrigeradores que nunca faltan, que además significa un ahorro de dinero que se destina para otra finalidad.

Los hoteles deberían fijar una tarifa por el servicio básico de usar una habitación y luego ofrecer una gama de servicios con sus respectivos precios.

Personalmente y lo cuento de modo anecdótico, he tenido experiencias en hoteles que me ofrecían servicios adicionales al pernocte, como por ejemplo, desayuno pagando un adicional o servicio de almuerzo o cena con lo que se llama  menú ejecutivo, o servicio de lavandería que pre contratado  ofrecía una tarifa con descuentos importantes por el lavado de dos o tres prendas. En una palabra solo se cobra lo que el pasajero utiliza.

El turismo crece más allá de las anomalías que señala Acerenza en el modo en que se elaboran las estadísticas, pero crece en segmentos de menor poder adquisitivo que es el mercado que habrá que atender.

En lo inmediato, salvo las lógicas excepciones, se viene el "turismo low cost”.

El transporte aéreo ya encontró el modo de satisfacer y creó un nuevo tipo de demanda, ahora se deberán adaptar el resto de los servicios al low cost, pero la hotelería es la que está en deuda.

La cosa no es la economía colaborativa, porque precisamente esta modalidad nació para que más gente pudiera y pueda viajar con menores costos, es decir low cost.

Portal de América

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