Reflexiones sobre el turismo receptivo y nuevas políticas
Domingo, 15 Noviembre 2015 19:20

Reflexiones sobre el turismo receptivo y nuevas políticas

“Como lo dije en notas anteriores el piso que se espera por este rubro es un ingreso de u$s 10.000 millones para el 2016 que para la Argentina sería un record y una bendición” (www.portaldeamerica.com 13/11/2015).

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por Luis Alejandro Rizzi, desde Buenos Aires

La intención es proponer algunas ideas desde el objetivo que describíamos en la nota de  referencia.

Muchos creen que el turismo receptivo se podrá potenciar por el solo hecho de devaluar la moneda local. Es cierto que una nueva paridad cambiaria es un elemento que podría facilitar el arribo de turistas extranjeros, pero a ese ingrediente será necesario sumarle imaginación y buena publicidad.

Es cierto que Argentina tiene  variados destinos turísticos que en general están dejando de ser estacionales, y una combinación de dos o tres de ellos sería suficiente para proponer muy atractivos  itinerarios de  7 a 10 días de duración.

Sin embargo, pienso que al turista extranjero  se le deben ofrecer a la manera europea recorridos que abarquen varios países, y en ese sentido toda Latinoamérica ofrece atractivos que deberían ofrecerse en diferente tipo de paquetes.

Queda librado a la profesionalidad de las autoridades políticas con competencia en turismo y al sector privado, la elaboración de programas de 12 a 15 días de duración que incluyan la visita a un conjunto mínimo de dos o tres países con una variada selección de destinos, teniendo en cuenta las distintas estaciones del año.

Para ello también será necesario abrir nuestros cielos, ya que habría que facilitar el arribo y partida de aeronaves de cualquier línea aérea a todos los aeropuertos internacionales del país.

Una cosa no menor será la de facilitar los trámites para pasar de un país a otro, y las autoridades políticas deberían acordar alguna norma por la que el control de migración se haga solamente en el país de ingreso y en el de egreso definitivo. Dicho de otro modo, que el turista extranjero pueda transitar por diferentes países como si fuera uno solo. Lo mismo debería ocurrir con los controles aduaneros.

Continuando con políticas imaginativas, seria un factor importante que también facilitaría el tránsito entre varios países, la creación de algún tipo de moneda turística  o "bono turístico” válido para todos los países. Ello  exigiría que los precios se fijen en la moneda local y en su equivalente en lo que llamo por ahora “moneda turística latinoamericana”.

Obvio, aunque parezca paradójico, con las políticas actuales Argentina y Venezuela quedarían excluidas. Pero para nuestro país esto cambiará a partir del 22 de noviembre próximo, cuando se conozcan los resultados del balotage, cambios que comenzarán concretarse a partir del 10 de diciembre.

Estas ideas exigirán profundos lavados de cerebro, y especialmente pensar las cosas desde otro repertorio de ideas que deben adaptarse a los tiempos.

En el caso de Argentina, también es necesario comenzar a mejorar y modernizar nuestro sistema de transporte, y sobre todo la precaria infraestructura de nuestras rutas y del sistema ferroviario.

La Argentina ofrece por ejemplo en un radio de 400 km contados desde Buenos Aires, diferentes alternativas para el turista, pero se dificulta el traslado por las deficiencias de las rutas y la inexistencia de enlaces ferroviarios que convierte lo que debería ser un viaje placentero en un “rally de obstáculos insalvables”.

Por ejemplo, la ruta 2 que vincula Buenos aires con Mar del Plata tiene varios tramos que virtualmente cruzan zonas urbanas, trazado que debió haberse modernizado  hace decenas de años.

Pinamar, Mar del Plata, Balcarce y Tandil, Mercedes y San Antonio de Areco ya de por sí podrían constituir un circuito turístico, pero hoy, salvo algunos tramos, las rutas que  vinculan  esos destinos están en virtual estado de intransitabilidad como la ruta 41, la ruta Provincial 30 y la misma ruta nacional Nº 3, que ya tendría que ser autopista hasta Bahía Blanca.

En fin, no se si habrá cálculos o estimaciones, pero todas estas falencias tienen un costo de pérdida de oportunidades que alguna vez habrá que medir.

Por eso es necesario pensar el turismo de otro modo y dejar de lado estas mentes enanas que creen que el turismo crece por generación espontanea.

Los destinos hay que venderlos, hay que convertirlos en necesidad, y según me cuentan esto es marketing elemental.

A pensar y trabajar…pero dejando de lado mezquindades, celos y sobre todo esclerosis mentales.

Portal de América

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