Por qué tenemos déficit turístico
Jueves, 16 Julio 2015 21:24

Por qué tenemos déficit turístico
“Lo que gastan realmente en el exterior los viajeros con tarjetas o efectivo, más lo que compran en el exterior residentes argentinos por Internet, y restando los ingresos del turismo entrante de todo tipo, tenemos un fuerte déficit, cuyo nivel anual podría ser de hasta U$S 7.000 millones” Orlando Ferreres, La nación 15/7/2015).
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por Luis alejandro Rizzi, desde Buenos Aires

Podríamos decir que en la Argentina se ha legalizado un método de protesta social que consiste en la toma de medidas de fuerza de modo intempestivo y sorpresivo, o dicho en otras palabras,  fuera de tiempo y tomando a la gente desprevenida, es decir sin darle tiempo a la búsqueda de alternativas.

Esto significa la generalización del conflicto como medio de acción para imponer al resto de la sociedad la prevalencia de intereses sectoriales y más de una vez facciosos. Es un modo de lucrar perversamente desvertebrando a la sociedad.

Los paros sorpresivos y piquetes por motivos baladí están a la orden del día sin que las instituciones respectivas atinen a reaccionar, más bien optan por custodiar a quienes generan el conflicto sin preocupación alguna por las mayorías claramente perjudicadas  por esta agresiva modalidad conflictiva.

Como leía días pasados, se trata de hacer mérito de la irregularidad, o en lenguaje orteguiano, en convertir al abuso en uso.

Podríamos decir que estos son signos de la desmesura que nos afecta a los argentinos.

Un caso de desmesura es lo que ocurre con el funcionamiento de la economía.

Nuestros costos en dólares, y no solo en los servicios vinculados al turismo, no solo están paralizando nuestro comercio exterior sino también su consecuencia lógica, el ingreso de divisas.

Ello se debe a que una vez más y pese a nuestras inútiles experiencias en el sentido, la utilización del atraso cambiario para doblegar a la inflación siempre  fracasó en un doble sentido, restringió el funcionamiento económico y generó desocupación e incremento de los niveles de pobreza e indigencia que hoy llegan a un preocupante 28% de la población, lo que traducido en personas son 11 millones de argentinos.

El Observatorio de la Deuda Social  de la UCA determinó que el 38,8% de los chicos y jóvenes se encuentra en situación de pobreza, y uno de cada cuatro de ellos vive en hogares con necesidades básicas insatisfechas (NBI). Además de carecer de alimentos y servicios esenciales, no tienen un ambiente físico adecuado para su desarrollo humano.

El propio Orlando Ferreres explicaba que en la industria hotelera el costo en dólares del salario de un mozo era de U$S 266 en enero de 2003 y pasó a U$S 1554 en diciembre de 2014. Esto explica que la hotelería argentina haya quedado fuera de competencia.

La breve explicación que hacíamos en el inicio de esta nota intentaba explicar una cuestión esencial para el turismo que es la atracción del destino, no ya desde el punto de sus bellezas u ofertas turísticas propiamente dichas, sino desde la calidad de vida que ofrece la sociedad.

El turista escapa a los destinos conflictivos, riesgo que podría afectar a Grecia si el conflicto social se llegara a generalizar, aunque un experto en turismo hacia ese destino me decía que salvo Atenas el resto de Grecia y más aun sus islas son “otro país”.

El único turismo receptivo que mantiene  su nivel en la Argentina es el limítrofe, porque conoce las ventajas de operar en el mercado marginal de cambios, pero el resto del turismo proveniente de otros orígenes no simpatiza con esas prácticas. Por otra parte, los operadores  desvían sus clientes a los destinos más amigables.

Días pasados un gerente de un operador francés me decía que ellos suelen ofrecer cruceros aéreos recorriendo varios países en un lapso de 25 días y que Argentina era un destino ineludible, especialmente Buenos Aires, Calafate, Ushuaia o Iguazú. Y lo han eliminado por sus costos y por ciertas trabas que impone la ANAC para el traslado de sus pasajeros en los destinos locales, pues reclama debería hacerlos por líneas aéreas nacionales sin advertir que se trata de una modalidad de charter que hace imposible cumplir con esa condición.

Asimismo, ha caído el turismo de negocios que hoy día en Chile genera el 65% de la ocupación hotelera y acá bajó a menos del 40%. No hay clima de negocios en la Argentina ya que dólar que ingresa como inversión no puede salir como utilidad.

Como suele decir Cristina, todo está relacionado con todo y no cabe duda que el sector turístico de la Argentina puede dar prueba de ello. Nos sobran destinos y servicios de calidad, desde lo cultural a lo geográfico, pero nos falta calidad  de convivencia social.

Es cierto, los que entorpecen la convivencia social son minorías, pero son las que marcan nuestra baja altura como sociedad.

Obvio, lo que le ocurre al turismo tiene nivel de drama en las economías regionales que están virtualmente paralizadas por la imposibilidad de exportar sus frutos.

Portal de América

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