Grecia: todo sea por el turismo...
Martes, 14 Julio 2015 13:16

Grecia: todo sea por el turismo...
“…Alemania ha contribuido en gran parte a los desequilibrios incubados por la zona euro durante su primera década, con una política basada en el dumping salarial. A ello se añade el diluvio de capital de los bancos alemanes que buscó en el sur rentabilidades inimaginables en su país de origen. Tan pronto como estalló la crisis, la banca se replegó y dejó a los países del sur la factura del desastre, en forma de paro (30.0000 millones de euros al año en el caso de España), primas de riesgo insostenibles, y un trasvase de la deuda privada a las cuentas públicas”. Ulrike Guérot (Cinco días 13/7/15).
Mintur verano 1250x115
SACRAMENTO radisson
Arapey 1250x115
SACRAMENTO - proasur
CIFFT 1250x115
TSTT-1250x115
Fiexpo 2024 1250x115


por Luis Alejandro Rizzi, desde Buenos Aires

El problema es que la gran mayoría de la deuda Griega es con los Estados, dicho en otras palabras con los contribuyentes alemanes, pero también españoles, franceses, italianos,  holandeses, austriacos, eslovacos y finlandeses entre los más importantes y con los propios contribuyentes griegos. En este grotesco juego de restas, porque todos pierden, dicho de otro modo “todos ponen”, lo único que cabe esperar  es que por lo menos la experiencia nos resulte útil para el futuro.

La deuda griega, impagable por donde la miren, en algún momento tendrá sus quitas, pese a las afirmaciones en contrario, cuando la anestesia del tiempo haga su trabajo y todos concuerden que la “quita”  será una cuestión de justicia y así todos los contribuyentes, los de acá (los acreedores) y los de allá (los deudores) podrán celebrar que perdieron menos de lo previsto. Es decir todos los perdedores se convertirán en ganadores y es probable que la vieja historia de las deudas de las sociedades vuelva a comenzar porque a pesar de los lamentos del Papa Francisco por el capitalismo salvaje, el colonialismo económico, el afán de lucro desmedido, el desgaste climático, en definitiva lo que llamó “la injusticia social”, siempre estará presente porque la naturaleza humana es así. Dios nos hizo así.

Por eso más que buscar la justicia lo que se debe pretender es diagnosticar a diario las injusticias manifiestas. Cuando se decidió que la esclavitud era una injusticia, se la abolió, cuando durante siglos se la había considerado  “justa”. Lo mismo ha pasado con otras “injusticias” que luego se convirtieron en “derechos”. También hay desvaríos porque la verdad sea dicha no todas las injusticias son tales. Creo que allí radica el error de Francisco, “absolutizó la injusticia”. Lo cierto es que en algún momento la propia U.E. planteará que el peso de la deuda es agobiante para los griegos lo que constituiría una injustica impropia de los valores de la cultura occidental y allí, como dijimos vendrán las quitas, inevitables por otra parte. Pero todo se hará a su debido tiempo.

Lo cierto es que la cultura o “la altura de los tiempos” son las pautas de nuestros comportamientos y muchas veces como se dice vulgarmente “las cosas deben madurar”.

En el presente conflicto muchos pensaron en los sufrimientos que deberá pasar el pueblo griego para salir de esta crisis moral ante todo, consecuenciada (esta palabra no sé si existe) en la política, en la economía y finanzas.

Pero me pregunto, ¿el pueblo griego se habrá puesto en el lugar de los pueblos acreedores? y también ¿los pueblos acreedores, se habrán puesto en el lugar de los deudores?. Creo que no, los deudores parecería que defienden su derecho a “ser deudor” y es obvio que sus dirigencias pretendieron  convencerlos de la “dignidad del deudor”. La cuestión seria “¿es injusto ser acreedor?”
Todo depende en cómo se gasta y el gasto depende de nuestro esfuerzo para producir.

Financiar el gasto puede ser lucrativo para todos en un primer momento, es la etapa en que todos ganan, luego viene el tiempo de suma cero, nadie gana nadie pierde pero se sigue consumiendo y luego se produce la “crisis” en las que todo pierden. Y en este punto aunque resulte paradójico criticamos ferozmente “el consumismo” antes fomentado.

Unos pierden por su codicia y los otros por haber gastado sin esfuerzo.

Podríamos decir que el vicio es un común lugar de encuentro.

La crisis griega está en un punto de máxima hipocresía todos ponen para salvar el “euro” y no advierten que precisamente la cuestión es el “euro”.

Lo justo hubiera sido el “Grexit”. Los pueblos tanto acreedores como deudores habrían aprendido la lección, en la vida se pierde y se gana.

Se gana cuando los gobiernos nos saben convocar a ser mejores y se pierde cuando nos hacen creer que el esfuerzo es un síntoma del capitalismo salvaje.

El turismo se verá favorecido por la magia del mediterráneo, el milagro del buen tiempo y los cantos de Licosia, Ligea y Parténope nos seguirán encantando y las praderas en las que habitan, en vez de estar orladas por los huesos de los hombres que sucumbieron ante su canto, lo estarán por los lamentos de los dignos deudores.

La virtud del buen cristiano es la de saber encontrar y seguir el buen camino mas allá de sus diferentes fortunas (uso esta palabra en su doble sentido) pero tengamos en cuenta que “perdonar las deudas” no significa no cumplir con las obligaciones…

En estos días, antes del próximo 22, Grecia deberá instrumentar su rendición, pero que la U.E. no se equivoque, también se rindió como Tsipras en el “nombre del euro”, porque no supieron, no quisieron o no pudieron ir al fondo de la cuestión.

¿Cuál es la cuestión?

Respondería con otra pregunta ¿Qué obligaciones deberían asumir  los Estados para establecer una moneda común?

Lo inmediato es que GRECIA seguirá abierta al turismo y ahora se incrementará porque su aparente debilidad ante la UE la convertirá en un destino favorito y probablemente puedan llegar a los €20 mil millones un 7% de su deuda….

Portal de América

Escribir un comentario

Promovemos la comunicación responsable. No publicamos comentarios de usuarios anónimos ni aquellos que contengan términos soeces o descalificaciones a personas, empresas o servicios.