La comercialización de billetes aéreos
Lunes, 15 Junio 2015 21:02

La comercialización de billetes aéreos
“…El anuncio de Lufthansa de cobrar 16 euros por las reservas en GDS ha generado la indignación de los agentes de viajes españoles, muchos de los cuales reclaman al sector no vender su producto. Pero tanto asociaciones como grupos de gestión tienen las manos atadas por la CNMC, que ya ha sancionado otros casos de boicot…” Hosteltur 15/6/15
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por Luis Alejandro Rizzi, desde Buenos Aires

Lufthansa resolvió que a partir del 1 de agosto cobrará un cargo de € 16,00 por las ventas indirectas de billetes o por medio de los GDS, y ello generó un revuelo total por parte de los Agencias de Viajes que se consideran perjudicadas o discriminadas. Dicen que estaría afectada la libertad de comercio, y como siempre usan el remanido argumento que así se perjudica al usuario.

También se especula si la movida de Lufthansa no apunta a negociar un contrato más ventajoso con Amadeus y este cargo de los  € 16,00 podría ser anulado.

Lo cierto es que el problema está mal enfocado y los intermediarios se creen dueños de un producto o servicio que en este caso produce otro,  e intentan servirse de ese servicio, en otras palabras, apropiarse de su comercialización.

Recuerdo que en mis épocas de Aerolíneas Argentinas, los agentes me decían que si no fuera por ellos la empresa no vendería un solo billete. Pero quien ponía los aviones era Aerolíneas Argentinas y todas las otras empresas. Recuerdo que más de una vez  pretendían incidir para bajar el valor de las tarifas, y al tiempo incrementar las comisiones, con lo que mantenían su equilibrio al costo de las aerolíneas.

Estas conductas se mantienen, aunque por obra y gracia de la tecnología en otro nivel de discusión.

Las dueñas del producto “servicio de transporte aéreo” son las aerolíneas, y tienen todo el derecho no solo para fijar las reglas de comercialización y distribución de su producto, sino también para controlar la comercialización.

Más de una vez pensé si las líneas aéreas no tendrían que ir hacia un sistema de franquicias  para distribuir y comercializar sus billetes, sin renunciar a sus ventas directas.

La franquicia es un contrato por el que el franquiciante, en este caso cada línea aérea, le concede a otra parte que se llama franquiciado, que en este caso serian los Agentes o cualquier persona que se quiera dedicar a la venta de billetes aéreos, el derecho a comercializar sus productos o servicios. El franquiciante a su vez tiene la obligación de proveer el know how necesario para que el franquiciado pueda cumplir su objetivo, mediante el pago de la prestación que se convenga.

En este caso podrían ser franquiciados los GDS, que pasarían a pagar en vez de cobrar. Es decir los GDS o los franquiciados pagarían para tener el derecho de incluir en sus sistemas los servicios que ofrezcan las líneas aéreas para el transporte de pasajeros, carga y correo, y los relacionados directamente con el vuelo.

Es cierto, el impacto final de estos precios obviamente recaerán en el usuario, pero de modo más transparente. Obvio, en los contratos se deberían establecer las reglas de competencia a las que las partes deberán someterse sin afectar las productividades de cada franquiciado.

Este sistema además le daria mayor transparencia al mercado, ya que los precios en cada etapa se fijarían en función de los costos y del margen de ganancia que el mercado soporte. En última instancia, es el mercado que el que mide el límite de la oferta.

Hoy mucho se discute sobre los impuestos, tasas que caen sobre las líneas aéreas, sea por la prestación o por el uso de servicios necesarios para poder prestar el servicio.

Pero lo que también deben ponderar las líneas aéreas es el precio de sus servicios y la rentabilidad del sector, resignada en apariencia a un triste 2% anual.

Es cierto que hoy día hay un exceso de oferta y diría un exceso de demanda que origina desvíos de tráfico, como hablaba días pasados con un agente amigo,  muy preocupado por la necesaria reconversión de la profesión y del negocio propiamente dicho.

Es cierto, todos presionan a las líneas aéreas cuando paradójicamente todos existen gracias a ellas.

Es hora que las líneas aéreas tomen conciencia que son las dueñas del negocio y tienen todo el derecho para fijar y controlar la venta de sus servicios.

Portal de América

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