por Luis Alejandro Rizzi, desde Buenos Aires

Decíamos el 15 de mayo pasado en este Portal que: “…el desafío que debe afrontar el Agente de viajes no es tanto con las ventas directas ni con las tecnologías existentes y las que vendrán, sino en el caso de las primeras que valor agregado se puede ofrecer, ya que si ese valor agregado no existiera, su oficio o existencia carecería ya de sentido, ya que la intermediación por sí sola no se justifica”.

La cosa no es solo tener las más modernas tecnologías, sino como usarlas. Dice  Facundo Manes que “El cerebro tiene una capacidad plástica para remodelar sus circuitos que aún la tecnología no ha logrado igualar”. Y luego agrega que si bien muchos desarrollos de inteligencia artificial apuntan a imitar la forma en que la información se adquiere, la complejidad del cerebro excede su comparación con una computadora, se  puede desarrollar un robot pero difícilmente alcance la creatividad humana. Y basta un ejemplo, un robot no podría tener dimensión religiosa.

Una cosa distinta es que la nueva tecnología incide en las profesiones y los oficios, pero también es cierto que cada nueva generación es más inteligente que la anterior y esta mejora se explicaría por una   mejor nutrición y la mayor complejidad ambiental.

Como vemos, muy a vuelo de pájaro, el hombre es consecuencia de su inteligencia admitiendo las diferencias naturales existentes por ese motivo y con los mismos elementos unos triunfan y otros fracasan.

La tecnología obviamente ha modificado el modo y la forma de la intermediación turística, por dos motivos. Uno está dado porque la gente usando la tecnología tiene mayor información, no solo en cuanto a destinos sino a precios de los servicios turísticos. El otro porque el intermediario turístico, el Agente de Viajes, sea presencial o electrónico, debe comercializar el producto turístico desde otro nivel.

Quizás el Agente de viajes esté en una transición que iría de ser una suerte de “factor de comercio”  hacia un asesor profesional en materia de turismo.

Otra característica de este cambio es el “paquete dinámico” o dynamic package,  que está sustituyendo al paquete tradicional que incluía viajes, hotel, traslados y excursiones, salvo el caso de algunos destinos específicos. Cuba y el Caribe podrían ser algunas excepciones, junto a China y otros países de la zona en los que aun predomina el “paquete” clásico.
A mero título ilustrativo podemos afirmar que en España entre 2000 y 2013, el turismo de “paquete” bajó de un 50 a un 30% del total del turismo arribado, y esa proporción se mantendría en los otros destinos clásicos europeos.

El “paquete dinámico” se elabora a partir de la compra de un billete de avión. Quienes han usado el “low cost”, probablemente cautivados por los “precios ofrecidos” muy probablemente adquirió otros servicios, tales como alquiler de auto, hoteles, billetes para asistir a espectáculos, etc.

Hoy el paquete dinámico se puede armar desde varias ventanas diría, a partir de la compra de un billete de avión, de la contratación de un hotel, de una excursión, etc. Pero en este punto puede ser fundamental ya no la habilidad comercial del Agente, sino su profesionalismo, que respetando la iniciativa del adquirente o cliente puede proponerle la compra de servicios asesorando sobre la conveniencia de elegir uno en vez de otro y los motivos que sustentan su decisión.

Probablemente esto lleve a la especialización por destinos. A propósito, días pasados estuve con un “agente” español especializado en Serbia, Croacia, Montenegro y Bosnia, países ex  integrantes de la antigua Yugoslavia, y luego de una charla de media hora entendí por qué tenía una importante cartera de clientes sustentada en la calidad de su asesoramiento, diría de su profesionalismo.

Los “Millennials” son probablemente los clientes más fieles de los llamados “paquetes dinámicos”, aunque también suelen ser los protagonistas del “P2P”.

Una de las cuestiones será cómo se incorpora la “economía colaborativa” sin perder sus ventajas al nuevo profesionalismo de los intermediarios turísticos, como aún se llaman los Agentes de Viaje, sean presenciales o electrónicos.

Portal de América