por Luis Alejandro Rizzi, desde Buenos Aires

Nuestro Miguel Acerenza me envió desde México por mail un artículo escrito por Roberto Valadez, por el que se anuncia que México facilitará el ingreso ilimitado de aerolíneas extranjeras tal como se transcribe en el copete.

El objetivo de este cambio, dentro de lo que se ha dado en llamar “cielos abiertos”, según el presidente de la CONAGO, Conferencia Nacional de Gobernadores, Roberto Borge Angulo, “…es aumentar las opciones de transporte en México y llegar a un mayor número de turistas extranjeros…”.

La intención parecería ser la de conceder indiscriminadamente las primeras siete libertades del aire como medio indispensable para fomentar el turismo receptivo y el ingreso de divisas.

Sin embargo, no solo se busca facilitar la “conectividad” internacional, sino la local o cabotaje,  y un ejemplo es TAR, Transportes Aéreos Regionales, un emprendimiento privado que con  ocho aeronaves ERJ 145 configuradas con capacidad para 50 pasajeros, está focalizada en atender en un primer momento “…la región centro del país, ofreciendo servicios en rutas no atendidas o insuficientemente atendidas por otras líneas aéreas. Nuestra vocación es 100% regional, por lo que estaremos enfocados a ofrecer vuelos sin escalas con duración inferior a 1.5 horas….”, según da cuenta su página web.

El objetivo es llegar a fin de año a los 300.000 pasajeros transportados y obviamente ir ampliando su red de rutas locales.

Estamos en presencia de una política muy inteligente, ya que lo que pretende es no solo facilitar la inversión para los vuelos regionales o de cabotaje, sino aprovechar la inversión existente en transporte aéreo en el mundo para que México resulte un destino de fácil llegada.

Claro, el desarrollo de todas las actividades económicas, y el turismo es una de ellas, exige la existencia de ciertas reglas que garanticen una genuina competencia, amén de un buen servicio de transporte

En Argentina, por ejemplo, la existencia de un mercado de cambio oficial y obligatorio que se esfuerza en mantener la sobrevaluación de la moneda de curso legal, el peso, significa lisa y llanamente un modo no genuino de encarecer los precios al visitante extranjero.

Hoy, la diferencia entre la cotización oficial del dólar y la vigente en el mercado “blue”, como se ha dado en llamar al mercado ilegal, es de un 30%. Pero también es cierto que el extranjero, con toda razón, considera que recurrir a ese mercado  es una ilegalidad y opta por elegir otro destino en el que las regulaciones cambiarias resulten transparentes.

A su vez “El Gobierno de la República Bolivariana de Venezuela debe a 24 aerolíneas más de 4.000 millones de dólares, 2.963 millones de euros aproximadamente, de acuerdo a fuentes cercanas a la Asociación de Transporte Aéreo Internacional (Iata); el organismo no ha develado la identidad de las aerolíneas afectadas, aunque se trata de prácticamente todas las compañías internacionales que operan en el país”.

Este bloqueo de fondos por parte del gobierno está provocando no solo la disminución de vuelos por parte de varias de las aerolíneas que operan en ese destino,  sino la suspensión lisa y llana de los servicios como ya lo hizo AIR Canada.

Con estas breves referencias y comparaciones, vemos que la “conectividad”  es un concepto que excede largamente al transporte propiamente dicho.

Venezuela podría proclamar una política totalmente liberal de “cielos abiertos”, pero si a los transportadores se les impide arbitrariamente  disponer de sus fondos, seguramente ninguna empresa elegiría ese destino.

Asimismo, si a la imposibilidad de transferir sus fondos a sus matrices o a donde lo consideren necesario le sumamos una suba del 70% en el valor las tasas aeroportuarias, y la existencia de impuestos especiales al transporte aéreo, vemos que la “conectividad” se va convirtiendo en “aislamiento”, y ello repercute frontal y negativamente en las actividades económicas y en el turismo en especial.

Como vemos, el concepto de “conectividad” no puede reducirse al transporte, es un concepto mucho más amplio. Diríamos que el transporte es una condición necesaria, pero no suficiente.

Volviendo a la Argentina, si los organismos reguladores se convierten en obstaculizadores, no solo al desarrollo de LAN o LATAM, o si se prefiere, al país.  Si esos organismos se han propuesto únicamente facilitar y proteger la actividad de la empresa estatal, que a su vez cuesta más de u$s 1,5 millón diario; si Intercargo es usada para perjudicar a ese grupo y sus servicios son de muy baja calidad, vemos que nuestra “conectividad” no solo está siendo afectada en el propio transporte aéreo, sino también en nuestra actividad económica, que obligó al gobierno a recurrir a medidas extremas ante su soledad en el mundo.

Quizás Argentina y Venezuela resulten en este momento ejemplos de “aislamiento”, antónimo de “conectividad”.

Días pasados, un experimentado agente de viajes me explicaba su teoría sobre la caída del ingreso de turistas al Uruguay, y para él esa caída tenía una sola causa y era la situación económica de la Argentina.

Me decía, fijate, Uruguay es un destino esencialmente argentino, para ellos y desde un punto de vista turístico, Punta del Este, Colonia o Piriapolis  son sus “comoditis” turísticos, y si su precio se eleva, la gente busca un sustituto por más que se rompan la cabeza buscando distintos tipos de promociones.

Además,  agregaba, está la cercanía, hasta se puede llegar en auto, sea en el ferry o por Fray Bentos o Colón o por la represa, esa es una ventaja importante. El rio es más fácil de cruzar que la cordillera, remataba.

Antes de despedirnos, mi amigo me decía ahora que Air france, Air Europa, y la propia Iberia operan en vuelos directos, los uruguayos tendrán que generar un producto turístico más sofisticado, pero integrar al país como destino en red con destinos argentinos y eventualmente chilenos.

Mirá Luis, me decía, quizás Alas Uruguay deba apuntar para ese lado, no creo que deban ir al esquema de Pluna….

Nosotros tampoco somos fáciles, me aclaraba con razón, en referencia a la posibilidad de integrar destinos turísticos, con los chilenos será más fácil, no te quepa duda alguna.

Uruguay podría ser puerta de entrada o de salida, pensé.

Cuando pase la crisis, continuó mi amigo, los argentinos volverán a invadirnos, pero deben aprender que por ahora seguimos siendo “cíclicos” y no garantizamos continuidad…y así  El Greco un día tuvo que cerrar…

A modo de conclusión, la “conectividad” es mucho más que transporte.

Es diseño y el diseño es fruto de la inteligencia.

Me quedé pensando en el diseño italiano…hasta hoy insuperable y quizás el más copiado o imitado.

Los productos turísticos también necesitan del “diseño”.

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