por Eliseo Sequeira, desde Montevideo, Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.
Cuando señalaba que "El comportamiento ciudadano ha dependido más de su respeto a lo político, permeabilidad a los desvaríos de parte de las redes y webs pseudoinformativas, y capacidad de raciocinio lógico más allá de ideologías y caprichos ...", me refería al comportamiento de los ciudadanos en diferentes países, y los resultados en el control de la pandemia otenidos en los mismos.
En un mundo hiperconectado e hiperinformado, si hubiese ocurrido una adaptación racional y libre del comportamiento ciudadano a la nueva realidad que impone este virus (evitar aglomeraciones, uso de tapabocas, distanciamiento cuanto sea posible, higiene extrema), ya estaría casi controlada la pandemia. Pero no. El ser humano pretende ser conciente y libre, pero fácilmente cae en el comportamiento contrario, cuyo extremo es la turba, irracional y ciega.
Sin llegar a ese extremo, desde ese día hasta hoy, todos los países (gobiernos y sociedades) han intentado de una u otra forma controlar la pandemia y reabrir sus economías antes del colapso socioeconómico total, con resultados muy disímiles, y muchas veces con acciones racionales e irracionales contrapuestas.
Mi análisis, Uruguay
Como es imposible siquiera intentar analizar todo, tomaré como ejemplo Uruguay y algunos de los sucesos.
El 18 de junio había quedado con apenas 15 casos activos, unos 4 por millón de habitantes (ca/pmh). Se había iniciado una reapertura progresiva de actividades y se tenían otras programadas, hacia una "nueva normalidad" donde lo principal era mantener las medidas para evitar la propagación del virus.
Creo firmemente que nadie entendió por qué 20 días después (el 8 de julio), nada menos que el gremio de la salud realizó una movilización de unas 1.500 personas sin distanciamiento y un pobre uso de tapabocas, en un momento en que por la reapertura habían aparecido algunos brotes esporádicos que como eran esperados, fueron rápidamente controlados. En ese momento casi se había cuadruplicado el número de casos activos, llegando a 16 pmh. Por supuesto que los comentarios no se hicieron esperar, incluídas las teorías conspirativas, extremadamente peligrosas sean o no sean reales.
Así llegamos al 15 de julio, una semana después, donde en "Reinicio de los viajes en medio de la pandemia de Covid-19" analicé la situación de América y algunos países de Europa, en el marco del anuncio de reapertura del Espacio Schengen. En ese momento Uruguay había llegado a 29 ca/pmh.
A partir de ese día, la mala noticia fue la aparición de un fuerte brote en el sistema de salud, el mismo que una semana antes un grupo (menor por cierto) de sus integrantes hizo todo lo que no debía hacer. Los casos nuevos diario de infectados pasaron de una cifra a dos cifras, y apenas diez días después (25 de julio) tenemos 54 ca/pmh, casi el doble.
¿Qué pasa en el resto?
Por la misma imposibilidad de analizar todo, nos centraremos en los países considerados en la nota mencionada dos párrafos antes, del 15 de julio, y actualizando los datos al 25 de julio.
En casi todos los países ha habido marchas y contramarchas. Algunas mencionadas en el PDA como las que figuran en ¿Qué se entiende por tener "controlado" el Covid-19? y Cataluña da un paso atrás en su apertura. Volvemos a repetir, en todos los casos la evolución responde a la combinación de políticas y comportamiento ciudadano. Todos son responsables.
Empecemos por Sudamérica. Brasil (2º), Perú (7º) y Chile (8º) siguen estando entre los 10 países con más infectados del mundo, pero afortunadamente están mostrando una reducción de los casos activos que esperemos se mantenga. En el caso de Brasil (3650 a 3370 ca/pmh) y Perú (3500 a 2990 ca/pmh) la disminución ha sido proporcionalmente menor a la de Chile (1680 a 960 ca/pmh).
Paraguay, el que tenía menos casos activos después de Uruguay, también mejoró levemente, pasando de 258 a 222 ca/pmh.
Lamentablemente, los otros cuatro países considerados han visto aumentar proporcionalmente sus casos activos. Colombia (1860 a 2190 ca/pmh) y Ecuador (2150 a 2260 ca/pmh) en menor medida (menos del 20%), y Argentina (1300 a 1860 ca/pmh) y Bolivia (3000 a 3710 ca/pmh) más del 20%.
Los países europeos también han tenido una evolución dispar. El más complicado es España, que ha pasado de 2900 a 3060 ca/pmh. Francia ha mejorado su situación pasando de 1400 a 1060 ca/pmh. La mejora fue aún mayor en Italia que pasó de 800 a 251 ca/pmh. Y Alemania se lleva las palmas pues pasó de 240 a 80 ca/pmh.
Del resto de los países americanos considerados en el informe del 15 de julio, el único que empeoró muy levemente fue Panamá, que pasó de 5500 a 5570 ca/pmh. Los otros casos mejoraron. EE.UU. muy levemente, pues pasó de 6500 a 6360 ca/pmh. México un poco mejor, de 960 a 720 ca/pmh. Y Canadá fue por lejos el mejor, pues pasó de 870 a 150 ca/pmh.
Entonces...
Reiteramos la idea de que por más que en este momento Uruguay parezca un oasis en cuanto a la pandemia, el entorno, tanto regional como de los principales destinos y posibles países emisores, sigue siendo preocupante.
Los números del turismo receptivo y del emisivo no volverán este año, y probablemente tampoco el próximo. Para el que quiera saber un poco más, recomendamos leer, y si quieren más, escuchar la Entrevista colectiva #ZOOMadasXelPDA: FIT; las dos WTM; FITUR e ITB, las que hay que "ir o ir".
Ya estamos seguros que la diferencia estará en el tipo de turista y de visitante que se reciba.
La cuestión será poder mantener controlada la pandemia, y por ende la imagen internacional de Uruguay como "destino Covid-19 seguro". Para ello será esencial respetar los protocolos existentes a ultranza, y que socialmente se empiece a castigar en serio las actitudes en contrario, porque de ello depende el futuro de todos.
Portal de América