por Eliseo Sequeira

Es bueno ver que se empiecen a realizar algún tipo de instancia para no sólo saber cómo divulgar la información meteorológica, sino también responder a aquellas preguntas (y repreguntas) que pueda tener una persona del área de comunicación para transmitir de la mejor manera posible dicha información sin pecar por exceso o por déficit.

Agregó Cánepa: “La clave es el rol de los comunicadores en el momento en que se produce un evento severo. ¿Por qué? Porque en el mundo actual en el que vivimos la comunicación se ha trasformado en la realidad, lo que uno ve en la televisión, lo que uno lee, lo que uno mira en Internet es lo que es. La realidad es el conjunto de percepciones que uno tiene, no es lo que pasa en realidad." 

Sin dejar de reconocer que está bastante bien orientado, no puedo estar totalmente de acuerdo con Cánepa. Me avalan veinte años de experiencia integrando el equipo de técnicos de la Dirección Nacional de Meteorología,  generando y transmitiendo información meteorológica (incluídas advertencias), y a su vez haciendo comunicación (cuatro años con tres micros diarios en CX 4 Radio Rural).

Cuántas veces vi titulares alarmistas con información meteorológica, y al leer la "nota", era simplemente la transcripción de un comunicado oficial que no decía ni por asomo lo del titular. Otras veces, el periodista "elegía" la fuente de la información que transmitía (podían ser nacionales o extranjeras), e incluso, sin tener la más mínima formación técnica, justificaba su accionar diciendo "es la que me merece más confianza". Si la fuente seleccionada había hecho un pronóstico correcto, lo anunciaban con bombos y platillos, pero si se equivocaban, todas las culpas iban para el organismo oficial, el cual lentamente fue siendo menoscabado en sus recursos humanos y materiales.

El problema que la información meteorológica siempre fue vista por los medios como "relleno", como información que debía estar al igual que los resultados de la quiniela. Los pronósticos meteorológicos se actualizaban cada 6 horas, pero en aquel entonces pudimos detectar en radio lecturas de pronósticos con más de 18 horas, y publicaciones impresas con más de 36 horas de antiguedad. Sugerimos a los lectores que si tienen alguna duda del pronóstico que escucharon, entren en la páguna de la Dirección Nacional de Meteorología.

Agregaba Cánepa: “Nosotros hemos asumido que la mejor forma de comunicación en momentos de crisis es decir la verdad, permanentemente, todo el tiempo y en forma transparente. Yo estoy convencido que la mejor forma de comunicar es decir exactamente lo que pasa, y si hay algo que no se puede informar en un momento determinado, es porque se tiene que tener la responsabilidad de tener la información certera, porque lo peor que puede ocurrir es desinformar, es lo más grave que se puede hacer en un momento de crisis”.

Totalmente de acuerdo, pero también es importante tener instancias de formación contínua, y no sólo de comunicadores, sino también de educadores. Con la información meteorológica, especialmente la vinculada a los fenómenos meteorológicos adversos, es tan importante la capacidad de los comunicadores de transmitir la información, como de los pobladores de recibirla y actuar en consecuencia.

A mediados de 1995 concurrí a la Comisión de Ganadería y Agricultura de Diputados para informar de la posibilidad de tener una deficiencia de agua más severa que lo normal en la siguientes primavera, verano y otoño. Sugerí algunas acciones y respondí preguntas. El entonces Diputado José Mujica comentó que para realizar esas acciones se requería educación específica. Nunca llegaron los fondos para realizarla ... hasta ahora.

Esperemos que sigan produciéndose eventos de este tipo, y que además de comunicadores, también se incluyan en la platea a educadores, tanto maestros como profesores.

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