Las estadísticas no mienten ¿o si?
Miércoles, 27 Marzo 2013 13:49

Las estadísticas no mienten ¿o si?
Cuando hablo de estadísticas, lo primero que me viene a la mente son las palabras del Jefe de Cátedra de dicha materia: "Por definición, la estadística es el arte de interpretar a través de los números la realidad, pero también puede usarse como el arte de hacer decir a los números lo que uno quiere que digan".
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por Eliseo Sequeira, desde Montevideo


En ambos casos, importa, y mucho, cuál es el universo que se quiere medir, cuáles magnitudes del mismo, y cómo se toman los datos, todo lo cual requiere de definiciones concretas, más allá que puedan haber diferencias semánticas o conceptuales. Y aquí viene el primer meollo: los datos deben ser fácilmente registrables y de fuentes confiables y contínuas. Ello significa que los mismos necesariamente deberán provenir de fuentes gubernamentales.

¿Por qué no de fuentes privadas? Porque normalmente los datos que registran las mismas tienen un valor económico, y si los mismos se hacen públicos, significan una pérdida irreparable.

Por ello, desde el punto de vista estadístico, los números de la OMT son correctos, porque han definido concretamente lo que se quiere medir y cómo, en una manera que está al alcance de todos los gobiernos, más allá de su infraestructura y legislación. Esto no significa que con la información que normalmente se recaba en los pasos de frontera, puertos y aeropuertos, no se pueda avanzar en estas estadísticas. En la mayoría de los países existe, y sólo requiere más trabajo, o tal vez ni tanto si la información está digitalizada. Los resultados pueden servir para afinar las políticas de promoción, así como las de desarrollo.

En el caso de la información en manos de privados, también se podría avanzar (si no se ha hecho ya) sin llegar al extremo de requerir los datos en crudo. Me refiero a la información disponible en hoteles, agencias de viaje, transportadoras (terrestres, fluviales, marítimas y aéreas) y organizadores de eventos. Lo que se requiere es saber el objetivo (debe servirle a todos), y allí se verá qué información es requerida, debiéndose sentar las bases que aseguren la confidencialidad necesaria para que cada empresa no pierda el patrimonio de lo medular de dicha información.

Sin desmedro de seguir la discusión, es hora de imitar a los chilenos, con su Barómetro de Turismo, adecuándolo a la realidad uruguaya, y poner manos a la obra.

Portal de América

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