La dureza de los números
Martes, 29 Enero 2013 21:20

La dureza de los números
Cuando a inicios de este mes el precio de una botella de agua en la playa formó parte de las crónicas noticieras, todos los "análisis",  comentarios y opiniones se centraron en el hecho y el lugar, pero no hubo ninguno que analizara la estructura de costos del comercio formal y la especial coyuntura que se está dando esta temporada en el turismo uruguayo.
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por Eliseo Sequeira

Para analizar esta estructura de costos, la segregamos en costos fijos (salarios, alquileres e impuestos municipales), costos variables (insumos y servicios) y costos fiscales y financieros. Y es precisamente a estos últimos a los que nos vamos a referir, pues bajo las condiciones actuales son los que más incidencia van a tener en el resultado de las empresas, y donde los gobernantes (incluídos los legisladores) más han incidido por acción u omisión.

Para cubrir los costos fiscales y financieros hay que disponer aproximadamente entre el 15% y el 45%  DE LO RECAUDADO. La diferencia, si bien puede parecer muy alta, depende del tipo de tibutación, fundamentalmente el IVA (básico o general), si deben hacer un pago anticipado de IVA, y de si la venta se hizo al contado o con tarjeta de crédito.

El 15% corresponde al IVA básico (10%) más otros impuestos nacionales de aquel servicio o mercadería que fue vendida al contado. Un 9% se le suma a quien tributa IVA general (22%). Si tuvo que hacer anticipo de IVA deberá sumarse otro 2 a 4% adicional por costo financiero. Caba señalar que este anticipo del IVA se les requiere no sólo a los comercios que se instalan por temporada, sino a  todos los que están dentro de una zona específica, delimitada hace años por la DGI. El monto a anticipar depende de cada comercio en particular, y de su historial de facturación y aportación. En este punto sería interesante conocer cómo se hizo el cálculo de los montos a anticipar, pues según pude saber por comerciantes a los que le corresponde realizar este pago, la DGI calculaba el mismo en base a la recaudación del año anterior más un incremento según algún índice, que en este caso no importa cuál, pues un incremento presupone un mayor volumen de venta o mayores precios. Ante una temporada que se anticipaba con menos turista y menor gasto per cápita, ¿esto es razonable o fiscalista?

Y queda un 17% a 19% que corresponde nada menos que a los costos financieros de aquellas compras que fueron realizadas a través de tarjetas de crédito. En este valor se incluye el porcentaje de comisión de la tarjeta (que en algunos casos alcanza el 10% del monto global), el IVA sobre esa comisión y si el comercio lo puede descontar o no, y el plazo en el que paga la tarjeta el monto de la compra, que depende de cada contrato en particular, pero que en todo caso supone un costo financiero. Estamos hablando del 40% de los costos fiscales y financieros, en un entorno en que el legislativo por unanimidad aprobó las medidas fiscales que INCENTIVAN EL USO DE LAS TARJETAS, pero que si bien la Cámara de Diputados aprobó por unanimidad la regulación de las comisiones y plazos de pago de las tarjetas de crédito (vea "Mesa Redonda sobre turismo y tarjetas de crédito" y "Análisis del Proyecto de Ley de Tarjetas de Crédito aprobado en Diputados"), la Cámara de Senadores "DURMIÓ" el proyecto y nadie ha dado explicaciones del por qué.

Como siempre, aceptamos comentarios, opiniones y explicaciones, pero por favor, que sean lógicas y realistas!!! Y si algún señor Senador se aviene a concedernos una entrevista para explicarnos el por qué, con gusto la haremos y la publicaremos.

No es turismo, pero...

El rubro de uno de los empresarios con los que hablé no está vinculado al turismo, pero planteó dos incrementos en costos fijos preocupantes, "reajustes" que le dicen. Ambos superan el 360% y se refieren a Contribución Inmobiliaria y Seguro de Accidentes de Trabajo. En ambos casos se enteró del incremento cuando le llegó la factura, lo que significa que no tuvo oportunidad de hacer las previsiones correspondientes, y menos negociar que el reajuste fuese progresivo. Se aplicó el viejo dicho de "pague y luego reclame". Lo más significativo fue lo de la póliza de Accidentes de Trabajo (exclusividad del BSE), donde el incremento se dió fundamentalmente por la recategorización del riesgo de la empresa. Pensando con lógica, uno debería suponer que o la empresa ha incorporado mecánicas de trabajo de alto riesgo, o tiene un historial de accidentes considerable. Sin embargo, ha seguido trabajando como siempre, incorporado maquinaria que reduce los riesgos, Y NUNCA HA USADO EL SEGURO, o sea, NUNCA TUVO ACCIDENTES. En este punto habría que ver si es un caso aislado, o se han producido otros similares. Si fuese generalizado, las Cámaras Empresariales deberían intervenir urgentemente, pues podría tratarse de una medida recaudatoria para nivelar las cuentas de la Cartera de Seguros de Trabajo del BSE.


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