por Damián Argul, desde Carrasco, Uruguay

Cuatro uruguayos la presidieron: Hebert Buencristiano, Rodrigo Marimón, Mario Amestoy y Hugo Pérez Montero. Su actividad más visible eran los congresos, que incluían una Exposición de Turismo precursora de FIT, FITUR y todo eso.

Movían cantidad de gente y dinero posicionando turísticamente a las ciudades sede. Por eso todas querían su Congreso de COTAL.

En 1967 le tocó a Uruguay. A mi me dieron la coordinación de la recepción de delegados en el Aeropuerto de Carrasco.

En la previa, mi ex jefe, Buencristiano, Presidente de COTAL y del Congreso, me llamó para darme instrucciones y una lista de las personalidades a las que había que suministrarles un tratamiento especial (la sigla VIP todavía no existía).

Creo que todo anduvo bien. En el Uruguay de entonces un Agente se podía mover tranquilamente en aduana, migración y la pista. Me atrevo a decir que todos éramos una gran familia.

En la Aduana se instaló una elegante mesa con café y refrescos. El transporte para los delegados era bueno y suficiente. Todavía no había rent-a-car o no estaban las grandes marcas.

Cuando llegó Patrick Henderson III, Presidente del gigante hotelero Sheraton, siguiendo instrucciones fui a recibirlo al pie del avión, pasamos rápidamente los controles y  se subió a uno de los mejores remises disponibles. Para completarla se le adjudicó una moto policial para  abrirle camino.

Seguramente pese  a todo su poder Míster Henderson nunca había recibido un tratamiento así. Estaba tan sorprendido como agradecido.

Durante el Congreso no lo vi ni en Montevideo donde se inauguró ni en Punta del Este donde se cerró.

Al año siguiente el Congreso fue en Miami y la sede el fabuloso Fontainebleau. Rosario,mi mujer, contó en el cuarto catorce lámparas y el walking closet parecía un running closet.

Pero mucho diferían con el trato latino  en un país en que hasta el Papa debe hacer cola en Migraciones. Hasta el Fontainbleau se sobre vendió.

Una de los eventos más relevantes fue un cóctel ofrecido por Sheraton como un pre opening en donde se estaban construyendo las cuatro torres del Four Ambassador Sheraton. Para eso instaló una inmensa carpa y sirvió un gran lunch.

En el medio de la reunión mi amigo Patrick atravesó el salón y vino a saludarme. Charlamos un rato. Estaba encantado con Uruguay, y como yo había hecho de Tour Conductor en un largo viaje por los EE.UU.  utilizando sus hoteles, le dí una visión latinoamericana que al parecer le interesó.

Por supuesto sirvió para darme el gran dique, gracias a la organización de AUDAVI y los sabios consejos de Hebert Buencristiano que también me inculcó el amor a la profesión.    

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