por el Lic. Alejandro Spera, @alejandrospera en Twitter

Por defecto, las cámaras estarán apagadas, pero, al momento de encenderlas, el oficial de policía estará obligado a informar al sospechoso cuándo están en el modo de grabación, de forma de brindarle garantías a su accionar. Algunos detalles técnicos incluyen un gran angular de 130 grados con la posibilidad de almacenar unas 12 horas de video y audio, que, al finalizar el turno, se sube a un servidor en la “nube” (remoto), donde quedará accesible por 31 días.

Estos sistemas van en la línea del Google Glass, lanzado al consumidor retail en los Estados Unidos, con la idea de registrar momentos de vida desde el POV (punto de vista) del usuario, sin comprometer su dedicación visual al registro multimedia.  Estos lentes se usan y simplemente graban trozos de nuestras vidas, como el ojo los percibe.  Si bien las aplicaciones de esta tecnología recién se empiezan a develar, hay mucho por delante para desarrollar en materia de seguridad.

En nuestro país, el Ministerio del Interior está realizando una primera experiencia con el proyecto “Colibrí” de drones (pequeñas naves voladoras que incorporan cámaras) para prevenir algunos delitos desde una visión panorámica elevada, sumada a las más de 300 cámaras ya instaladas en la Ciudad Vieja de la capital. 

Quizás la posibilidad de seguir extendiendo las funcionalidad de las cámaras a través de un producto de este tipo de uso en el uniforme de los policías, pueda contribuir a esclarecer muchos de los disturbios habituales en partidos de fútbol o espectáculos públicos.

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