El miércoles y el jueves se repitieron las cancelaciones de vuelos y las suspensiones de operaciones. Este viernes hasta 18 aeropuertos sufrieron estas amenazas, lo que hace que volar hoy en Francia sea una aventura, sobre todo en vuelos interiores porque si combinamos los aeropuertos de partida y los de llegada, el impacto es muy elevado.

El miércoles se habían recibido 17 amenazas y se evacuaron 15 aeropuertos porque las autoridades pensaron que cabía la posibilidad de que alguna de las llamadas fuera verdaderas; el jueves hubo 25 alarmas, con 19 evacuaciones, lo que indica la gravedad de los hechos. Y este viernes iban por 18 aeropuertos evacuados.

En el caso del aeropuerto de Lille, es el tercer día consecutivo en el que la operativa queda patas arriba por culpa de las amenazas. Además, en ese caso, sí aparecieron paquetes sospechosos que alguien depositó en el edificio de la terminal, aunque no contenían nada peligroso. No obstante, hay que tratar cada paquete y cada amenaza con las cautelas propias de un peligro cierto, dados los antecedentes en Francia.

El Gobierno, a través del ministro de Transportes, Clément Beaune, recordó a los autores de esas amenazas que asumen grandes riesgos dado que una amenaza falsa es delito en Francia, con condenas de dos años en prisión y multas de hasta 30 mil euros. Pero los delincuentes también saben que para el Estado es extremadamente difícil detectar la procedencia de la llamada, a nada que se sigan ciertos procedimientos.

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