En medio del caos y sufrimiento omnipresentes, leo en Preferente una noticia de humor, un chiste, una broma. En días así, cuando se buscan motivos para sonreír, se agradece que alguien busque un ángulo diferente.
La sorpresa es que la broma viene de la Organización Mundial del Turismo, ese organismo lleno de trajes y corbatas, de nóminas abultadas, de quien uno no se esperaría algo así. En una comunicación de este miércoles, la estructura de funcionarios y altos cargos más inútil del mundo, dijo que tenía un plan para preservar el empleo en el sector del turismo.
Miren: si en Europa y en Estados Unidos el turismo está sufriendo, si hay miles de empresas que lo están pasando mal, ustedes, desde sus despachos con moqueta gruesa, aire acondicionado que diferencia entre la temperatura de la cara y la del culo, no pueden imaginar siquiera el sufrimiento que están pasando y que van a pasar los millones de trabajadores del turismo de Tailandia, Chile, Zanzíbar o Jamaica.
La idea de que la Organización Mundial del Turismo pretenda tener un plan para ayudarlos es tan ridícula y extemporánea que es eso, un chiste. La OMT, como es natural, es una organización inservible cuyos miembros en estos momentos sólo tienen la remota preocupación de que los países no paguen a las Naciones Unidas sus cuotas que pudieran provocar un retraso en los jugosos emolumentos que reciben. Y, también, la imposibilidad de celebrar sus lujosas e improductivas reuniones en países exóticos, para hacer como que debaten.
Vaya, un momento de humor en estos días de sufrimiento siempre se agradece.
Portal de América