por  Luís Callejón

Dice el refranero español que “el hábito no hace al monje”, y si además resulta que existe la posibilidad de que el presunto monje no tenga mucha idea de lo que significa nuestra industria, repetiríamos el título de la película con distintos actores.

Solamente entendería dicha petición si el nuevo gobierno que salga de las urnas el próximo mes de noviembre, recuperara todas las transferencias conferidas excepto las de promoción que por aquello de que cada autonomía tiene idiosincrasia particular, debe de seguir manteniendo la responsabilidad de su imagen dentro y fuera de España.

Argumentos hay más que de sobra para que el gobierno central recupere las competencias que nunca debió transferir, por ejemplo: un turista extranjero que quisiera visitar España haciendo un recorrido por la piel de toro, se encontrará con unos hoteles diseñados por la ley turística del País Vasco cuando pase por su territorio distinto a los de Cataluña cuando se aloje en cualquiera de sus 4 provincias, o en Andalucía, y así sucesivamente.

Esa es la imagen que puede tomar el turista, pero para las empresas hoteleras que quieran instalarse en nuestro país, se van a encontrar que si el hotel que tenga en Cataluña comete una infracción, y le ponen una sanción, nada tendrá que ver con la misma infracción y su sanción correspondiente si la comete en Andalucía, Baleares o Canarias.

Estos ejemplos y otros muchos más, avalan por sí solos que las autonomías deben de devolver “lo que no es suyo” para tener desde el gobierno central una opinión única sobre la ley de turismo, excluyendo la promoción de cada una de ellas.

Además, por 1ª vez en la historia, las estadísticas han puesto en el primer semestre del 2011 al turismo como la 1ª industria exportadora del país.

Sólo así entendería la petición de creación del Ministerio de Turismo, porque si no, no tendría sentido.

Portal de América - Fuente: www.boletin-turistico.com