por  Sergio González

Pero empecemos por las famosas Direcciones de Turismo Municipal; son unos aparatos de la administración del Gobierno Municipal, que supuestamente están ahí,  para velar por los intereses del sector turístico y para impulsar su desarrollo, pero que en la realidad son simplemente ornamentales y que al tratar de justificar su existencia terminan por obstaculizar el desarrollo.

El principio del problema es que confunden su labor o su misión, si es que tienen alguna, al pensar que como parte de sus tareas deben ocuparse de la promoción del destino y nada podría ser más errado que eso.  De la promoción, publicidad y marketing de los destinos turísticos ya se ocupan los Fideicomisos de Promoción Turística en primera instancia, la Secretaría Estatal de Turismo aunque con limitados recursos y capacidades, pero lo intenta, el Consejo de Promoción Turística de México (CPTM) y cientos de empresarios turísticos, de forma tal que si la Dirección de Turismo Municipal intenta ocuparse de ello también, no solo es duplicar o multiplicar funciones, sino que resulta ocioso.  Lo que ocurre es que quienes están ahí, realmente no saben porque están ahí, y ese es el problema principal.

De la promoción, como ya se dijo,  existe quien se ocupe y se preocupe en demasía, de la capacitación turística también y de forma más que duplicada; de la cultura y las artes existen también diversos entes en los municipios, que aunque con recursos muy limitados, su propósito es el fomento e impulso de ellas; y así también el deporte y las relaciones públicas entre otras asignaturas cuentan con interlocutores que en teoría se ocupan de las mismas.

No digo con ello, que todas las funciones oficiales hagan su trabajo a cabalidad y que cumplan con su misión, esa es harina de otro costal, lo que me permito afirmar, es que una dirección de turismo municipal cuando menos, no tiene razón de existir, en tanto no esté claramente definida su función, su responsabilidad, su misión y sus alcances.

Ocurre que para empezar, los Alcaldes creen que deben de hacer promoción turística asistiendo a Ferias y eventos turísticos sin pensar que como ya he dicho, hay numerosos entes haciendo lo mismo por la ciudad, no siempre con buenos resultados, pero sin con presupuestos y asignaciones específicas. Entonces si el Alcalde no tiene clara la misión, pues resulta mucho pedirle a un Director de Turismo Municipal que la tenga.

Y es esa, queridos lectores, una de las tantas razones por las que se despilfarran recursos públicos que muy bien podrían ser canalizados en otras gestiones en beneficio de la ciudad. Me pregunto cuánto le costará a la Ciudad una Dirección de Turismo, que además resulta tan infinitamente improductiva e ineficaz para los ciudadanos.

Me permito proponer entonces a los curiosos lectores y avesados empresarios turísticos, una iniciativa para eliminar la Dirección Municipal de Turismo, toda vez que no se justifica su existencia, y así podríamos empezar a pensar en como ir eliminando aparatos realmente costosos que solo sirven para acomodar funcionarios, dar “chamba” a los cuates y engrosar el ya de por si lastimado presupuesto público de la ciudad.

Ya platicaremos en este espacio más delante de las funciones y alcances de las Secretarias de Turismo de los Estados, de las que tendríamos que hacernos también algunos cuestionamientos serios.

Portal de América - Fuente: www.boletin-turistico.com