por Pedro José Cacho

Los sectores con más futuro global son quizás la tecnología y el turismo. Google aspira con sus nuevas medidas a centrarse en el usuario turístico como primera fuente de ingresos tras el cliente tecnológico, que mayoritariamente son empresas.

En casi ningún sector la llegada de internet ha supuesto una revolución de tal calibre como lo ha sido para la comercialización turística. La información es determinante en los viajes, para estudiar alternativas de transporte, para comparar precios de aviones y de hoteles, o para evaluar por qué destino decantarse.

Google hasta ahora se limitaba a jugar un mero papel de plataforma para el reguero de empresas online que se han multiplicado en los últimos años con crecimientos anuales de facturación inimaginables en otros campos. Pero desde hace poco, está suerte de mercado municipal que era Google, también ha montado un local y se ha puesto a “vender pescado”.

¿Se imaginan el efecto para la competencia? Pues en internet puede ser más letal que en la calle. El competidor tendría el poder de decidir en qué lugar del mercado colocar a sus rivales. Así, su posesión de información y su posición de dominio aviva el dilema de hasta dónde se debe acotar la consideración de monopolio.

Lo deseable sería una mejor legislación. Con cierta flexibilidad, al estar ante un fenómeno inédito. Una legislación adaptada a este caso concreto, al de Google, nunca antes experimentado en Occidente. Y bien encauzado, puede suponer una ayuda para el consumidor y para las empresas. Lo contrario, mejor ni imaginarlo.

Otra esperanza que pueden albergar los buscadores online de hoteles y los portales de viajes es que impere aquello del zapatero a tus zapatos. El sector turístico ha vivido como pocos la incursión de grandes fortunas y de empresarios de éxito ajenos a este negocio cuyos proyectos han terminado fracasando en la mayoría de casos.

Portal de América - Fuente: www.preferente.com