por Fernando Urrea

Ahora llega el secretario general de la Organización Mundial del Turismo y pide a España mayor compromiso institucional con esta actividad puntera y fundamental en la economía española, actividad imprescindible para mejorar el producto interior bruto. Pide dignidad para el turismo. “Es una lástima que el turismo, la tercera industria del mundo, siga siendo contemplada como un sector periférico y de gasto discrecional”,  ha dicho Taleb Rifai, y no salva a España, donde aprecia con pesar la “regionalización del sector”.

No es que sea malo, pero la OMT dialoga con el Gobierno central, no con responsables autonómicos. Este jordano universal pide fervientemente que el Gobierno “utilice”, “use” a la agencia de la ONU –la única que hay en España- para potenciar institucionalmente el turismo, para que esté presente en las Cortes, en el Consejo de Ministros, en las instituciones, en los programas electorales. “Los turistas no votan, pero los políticos deberían entender que el turismo genera empleo. Y trabajo equivale a votantes”.

Es cierto que hay una política austera de reducción y concentración de carteras, pero bajar de ministerio compartido a Secretaría de Estado y luego seguir bajando hasta Secretaría General de Turismo y Comercio Interior es  una degradación “desconcertante” en un líder mundial como España que tiene la obligación de mantener esta actividad fundamental en el límite máximo del 12 o 15 por ciento del PIB, pero mantenerlo, potenciarlo, integrarlo territorialmente, cuidarlo y darle la dignidad que se merece.

Parece que están ciegos políticos y gobernantes. Desde fuera se ven las cosas con mayor claridad.

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