El Intendente Zimmer sostiene que la aplicación de dicha tasa y la recaudación que genere (aproximadamente 8 millones de pesos anuales, unos 400 mil dólares), es absolutamente imprescindible para seguir sosteniendo el apoyo que a la faz promocional del turismo ha prestado por convicción, su administración para el departamento.

Mientras tanto, los hoteleros, nucleados en la Cámara Hotelera de Colonia, desde el primer momento han rechazado la tasa y desde una dura posición primaria de no aceptarla, han pasado a la discusión de la misma y hay posiciones muy radicales que mantienen una cerrada negativa.

Antecedentes

El cobro de una tasa para destinar la recaudación a promover el propio destino turístico, no es nuevo ni un invento del gobierno de Colonia.

Sin ir más lejos, el año pasado, mientras los empresarios en Barcelona se horrorizaban por la imposición de una tasa de un euro por turista y por estadía, las autoridades catalanas tuvieron un gran aliado en el gobierno de los Estados Unidos, cuando anunció que a partir de setiembre de 2010, comenzaría a cobrar una tasa de 14 dólares por cada turista que ingresase a su territorio, proveniente de los 35 países a los que no se les requiere visa para hacerlo.

Diez de los catorce dólares se destinan íntegramente a la promoción del país, mientras que los cuatro restantes sirven para cubrir los gastos administrativos de la autorización electrónica obligatoria (ESTA) que desde enero de 2009 se requiere para ingresar a ciudadanos de los 35 países mencionados.

Los Burós de Convenciones de muchos destinos turísticos del mundo, financian su gestión y la promoción del destino, a través del cobro de tasas de promoción turística, por cada noche de hotel facturada.

No es un impuesto, debe pagarlo el turista y debe haber seguimiento

Entre la argumentación contraria, por parte de los empresarios hoteleros, se dice que la mencionada tasa terminará siendo pagada por ellos mismos y a la vez, se plantean interrogantes acerca del verdadero destino que se le dará a lo recaudado.

No tenemos dudas que como simples agentes de retención, los hoteleros deben publicar, facturar, recaudar y volcar al departamento, dicha tasa.

Obviamente, deberá acordarse con la DGI el método aconsejable de liquidación para que este plus no genere costos adicionales al empresario y directamente, aunque pueda aparecer como perogrullesco, si por ejemplo un hotel tiene una tarifa de 120 dólares, deberá publicar, facturar y recaudar, 121 dólares.

una vez superada la instancia del Tribunal de Cuentas, la ley que impone la tasa, debe ser reglamentada y para lograrlo, deberán actuar los propios empresarios en combinación con las autoridades y en esa reglamentación, obviamente, deberán establecerse los contralores idóneos para que la burocracia estatal no desvíe los fondos recaudados y de ese contralor, participar los propios involucrados.

Puntapié inicial

Esta paso dado por Colonia, para nosotros debería ser emulado a nivel nacional y la tasa de promoción turística debería tener ese carácter, por lo menos, abarcando todos los destinos probadamente turísticos.

Un país como Uruguay, que ha logrado posicionar al turismo como la principal actividad económica, la cual genera divisas anualmente que se sitúan en el entorno de los 1.500 millones de dólares, destina apenas, para la promoción, cada 365 días, un poco más de 7 millones de los billetes verdes.

No mezclar

Lamentablemente, en cuestiones como ésta, termina mezclándose todo y haciendo valer, en determinados posicionamientos, los intereses político-partidarios.

Una tasa como ésta, debería estar incluída en lo que se conoce como políticas de Estado y para aplicar políticas de Estado, es imprescindible elevar la mira y pensar únicamente en el interés de la nación y de su gente.

Si la iniciativa (como es el caso), es planteada a nivel departamental, no cambia en absoluto el concepto ni la prédica, simplemente debe adaptarse al territorio en cuestión.

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