por ACHET*
Según algunas estimaciones de FEDETUR, las empresas turísticas de esa área perdieron alrededor de 300 millones de pesos diarios, además de las mermas ocasionadas por la cancelación de reservas. Junto a ello el deterioro de la imagen de la Patagonia, ícono turístico a nivel internacional no resiste mayor análisis respecto al daño que provocan estas situaciones coyunturales al turismo en Chile.
En otra magnitud, pero perjudicial también ha sido el conflicto en Rapa Nui. Es una paradoja que dos de los tres destinos chilenos que validan la marca turística internacional de nuestro país aparezcan en los medios de prensa nacional y extranjero como noticia negativa. Sabemos que esta actividad es fuertemente sensible a catástrofes naturales; revoluciones, conflictos, terrorismo, pandemias, etc. Tenemos claro que recuperar una imagen dañada cuesta muchos recursos y grandes energías, es una tarea ardua y bien lo sabemos en esta industria.
Lo sucedido nos llama a la urgente reflexión, pues nosotros mismos, los chilenos, estamos perjudicando la gran oportunidad que tiene Chile de dar el salto que nos permita ser uno de los grandes en turismo. Y de ahí surge nuestra pregunta ¿es Chile un país con vocación turística?
A nivel general, la vocación aparece vinculada con nuestros anhelos, preferencias e inclinación hacia aquello que nos resulta inspirador. La vocación también es considerada como un proceso que se construye en forma permanente. Bajo esa mirada, en Chile debiésemos educar y formar conciencia desde muy temprana edad acerca de la riqueza- de toda índole- que genera el turismo a un país.
Como nos recuerda la Organización Mundial del Turismo, esta actividad mueve la economía mundial, ya que es el primer sector de exportación del mundo y da trabajo a millones de personas directa e indirectamente. En la faceta humana del turismo, los programas de formación para la conservación del patrimonio o la recuperación de industrias de artesanía casi olvidadas, a la larga "mejoran la vida de las personas y fomentan el entendimiento entre todos los pueblos de la Tierra".
Por ahora y mientras se implementa un Plan que considere fortalecer la Conciencia Turística en Chile, en todos los aspectos, sí podemos avanzar en este proceso de desarrollar vocación turística: cuidemos nuestros atributos que atraen a cientos de miles de turistas extranjeros cada año. La protección de nuestros bienes va más allá del medio ambiente y entorno natural, se refiere también al clima social que ofrece Chile, al orden, estabilidad y seguridad ciudadana que nos han hecho sobresalir a nivel regional.
Cuidado: que las fortalezas que nos han dado prestigio pueden ser frágiles, por lo que merecen toda nuestra atención.
fuente: *Asociación chilena de empresas de turismo/foto: www.veoverde.com