por  Arturo Crosby*

Pues, hace una semana, aprovechando unos días para esquiar en el Pirineo francés y concretamente en la estación de Peyragudes, pude cerciorarme de alguna forma, de lo que puede valer un recurso turístico, basado en uno natural, como es la nieve, en la montaña.

Es curioso como hace apenas medio siglo, tener nieve era casi una maldición, excepto para algunos necesitados, que eran capaces de subirse hasta las cumbres, para recoger y transportar hielo y venderla en los pueblos cercanos, cuando no existían frigoríficos. (Hace pocos años todavía tuve la oportunidad de verlo en el Chimborazo, Ecuador).

Y es interesante, como en estos pocos años, ha cambiado tanto el valor de este recurso, capaz de generar millones de euros, empleos y una dinamización de la economía de los valles.

Pero, cuando la nieve escasea, como ha ocurrido este año, por la subida de temperaturas en Diciembre y Enero y con precipitaciones escasas y algunas en forma de lluvia, en vez de nieve, es cuando se ve claramente el valor de un recurso natural, con uso turístico.

En el caso de Peyragudes, me asombro, como se hace una gestión muy eficiente de aprovechamiento de un recurso, escaso. Porque, en esencia, es más importante la gestión de los recursos, que la potencialidad turística de los mismos.

Este argumento, lo he utilizado en muchas conferencias y seminarios y ahora me reitero, porque en principio, la potencialidad turística de estas montañas (y en concreto basándose en la nieve, como uso turístico) siempre ha sido muy alta, pero llegando el caso actual (aunque lleva un proceso de escasez, en estos ultima década), siempre, que se sepa gestionar eficientemente, es cuando todavía puede utilizarse y por tanto aprovecharlo turísticamente. Cosa, que si nos basásemos en la potencialidad, habríamos tocado techo y en este caso, estuviese cerrada.

Es notorio, como apenas se podía ver caminos de nieve, rodeados en su totalidad por laderas marrones y verdes. El trabajo diario y nocturno de mantenimiento y conservación, el uso de nieve de cañones, y las infraestructuras de remontes mecánicos, hizo posible, lo que parecía imposible, que se pudiese esquiar en la estación, con una máxima ocupación y sin embargo con apenas regueros de nieve, formando las pocas pistas esquiables.

Este efecto de poca nieve, sumado a veces a condiciones meteorológicas adversas, provocaron también un notorio flujo de turistas hacia otros atractivos de los valles cercanos, porque en el fondo lo que se ha desarrollado es la montaña en su conjunto, versus un centro de esquí.

Tengan en cuenta, que es más importante saber gestionar un entorno, que la potencialidad del mismo. En turismo, el valor del recurso humano, es clave.

Un cordial saludo

*Biólogo Ambiental (Ecología), Diploma Estudios Avanzados, doctorándose en desarrollo turístico sostenible. Experto-consultor y profesor,  para diferentes instituciones europeas, latinoamericanas e internacionales. Propietario y director de un complejo turístico de Naturalaeza. Viajero . Presidente de Forum Internacional Natura.

fuente: boletin-turistico.com