artículo de opinión de JornadaNet.com

Por cierto la protesta ha sido unánime en Bolivia, podemos decir de todos los bolivianos, por cuanto la afrenta no sólo se la había hecho al Mandatario, sino a toda una Nación a la que representa, además de Latinoamérica, la que también repudió ese hecho a través de sus distintos órganos de integración.

En este contexto, cuando se convoca a los embajadores de las naciones involucradas del Viejo Continente a dar explicaciones, además de exigirles que revelen de quién recibieron las órdenes, nos enteramos que nuestro gobierno, en tres oportunidades había requisado aeronaves del Brasil, sin autorización del régimen vecino y menos de uno de los ministros que se iba a trasladar a su territorio.

El conocimiento de este acontecimiento, primero fue difundido por un medio de comunicación brasileño, versión que fue enfáticamente desmentida por las autoridades nacionales, las que calificaron a la misma como un invento, seguramente, como una forma de empañar el justo reclamo por las ofensas en contra del Jefe de Estado.

Pero, lo lamentable, es que el propio Ministerio de Defensa del Brasil, por medio de un comunicado, ratifica las violaciones cometidas en Bolivia en contra de la inmunidad diplomática, lo que obligó al gobierno vecino a protestar por el abuso, además de prevenir con una actitud recíproca.

Vemos que lo que aconteció fue que la diplomacia brasileña mantuvo este problema con mucha cautela y silencio, evitando que el mismo sea público y difundido por los medios de comunicación, por cuanto si lo habría hecho seguramente que el escándalo hubiese sido mayúsculo, por las connotaciones que el hecho amerita y que están en contra de las convenciones internacionales y de una buena relación diplomática con gobiernos amigos.

Este acontecimiento negativo que se produjo hace más de un año, sin embargo, no debería ser un pretexto para que la condena a los gobiernos europeos continúe su curso, aunque, como es de conocimiento general, los cuatro ya ofrecieron sus explicaciones y disculpas, tal como lo exigieron las organizaciones latinoamericanas y el mismo régimen boliviano, lo que amerita que se normalicen las relaciones y, más bien, se las profundice en beneficio de nuestro país.

Pero lo cierto es que ahora corresponde al gobierno boliviano, ofrecer también sus disculpas a Brasilia, por una actitud de funcionarios bolivianos, que quizá hayan actuado en forma arbitraria e inconsulta, demostrando que muchas veces no se cumple lo que se predica y reclama. Existe un buen refrán que señala: "para predicar sobre moral, primero tienes que demostrar moral".

Estamos conscientes que el régimen nacional, aunque el acontecimiento tiene bastante antigüedad, también ofrecerá lo que exige a los europeos, y no continuará con su posición de negar lo que aconteció, como hemos escuchado a nivel de los voceros oficiales.

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