por  Lluis Mesalles

Me ha venido esta reflexión al ver un programa en la televisión donde se muestran trabajos de profesionales de la pastelería en varios países. En España se está descubriendo la técnica del pastillaje ( o fondant ), que permite ejecutar elaboradas y artísticas decoraciones comestibles y duraderas. Estábamos muy acostumbrados a los pasteles tradicionales decorados con nata o sus derivados. Mantequilla, trufa de chocolate, que requerían una conservación más cuidadosa.

Ahora el fondant permite conservar los bizcochos por más tiempo fuera del frigorifico, y a base de manoseo artístico, puede presentar diseños muy elaborados. La calidad del diseño depende casi exclusivamente de la capacidad artística del artesano. Hemos visto pasteles increibles, verdaderas esculturas de gran tamaño, con elementos móviles y sorprendentes. La habilidad de los técnicos en los obradores se traduce en escenas muy detalladas. Casi cualquier proyecto que sugieran los clientes puede llevarse a un pastel, la mayor parte del mismo, comestible.

Una novedad que ha irrumpido con fuerza en el mercado español. Se han abierto talleres de fondant en todas partes, escuelas que enseñan a los interesados a preparar pasteles impactantes, etc. Pero, ¿les enseña la televisión las buenas prácticas necesarias para trabajar profesionalmente, con higiene, con seguridad y frescura?.

He visto con horror una tienda aparentemente de mucho éxito, donde todo el personal está sudoroso, despeinado/da, con pelos en la cara, y trabajando a manos desnudas en lo que otros se van a comer. Mucha vista, pero poquisima higiene a mi entender.

¿Se habrán dado cuenta de ello los gremios de pasteleros, que seguro existen en todos los países desde hace años? No deberian las autoridades sanitarias dejar oir su voz de alerta en esos casos? No tomemos modelo de los que no trabajan profesionalmente!!

Portal de América - fuente: www.boletin-turistico.com