por Adolfo Mauri, para Aviación Digital

Simplemente no se consiguió este objetivo de forma plena en el primer ERE, solo de forma parcial: de los 65 despidos pretendidos, la Autoridad Laboral aprobó sólo 18. La posterior entrada en vigor de la nueva reforma laboral de febrero de 2012, en el sentido que dejaba de ser preceptiva la autorización previa de la Autoridad Laboral, allanó el camino del segundo ERE, quedando sólo los tripulantes que legalmente no podían echar: los representantes sindicales.

Desgraciadamente la finalidad de la reforma laboral se ha tergiversado de tal forma que se está utilizando de manera generalizada para aligerar de las plantillas a los trabajadores que menos interesan a muchas empresas. Así parece según estadísticas, donde aparece que casi la mitad de los EREs no lo están debidamente justificados. Forma barata de quitarse trabajadores caros. Pero se debería tener en cuenta un detalle económico importante; también son trabajadores que al dejar cotizar al IRPFy pasar a cobrar el desempleo, en algunos casos, no siempre, se les sustituye por otros que evidentemente cotizan menos. Resultado: fuerte disminución de ingresos en las cuentas del estado. Por lo cual no sólo perjudica a los afectados, sino a toda la sociedad al completo; para que algunos empresarios ganen más dinero.

Ante esta situación no debiera extrañar que la razonabilidad teórica del liberalismo económico de Adam Smith esté dando paso a una realidad mucho más dura; las prácticas capitalistas más agresivas nunca vistas y que está padeciendo la mayoría de la sociedad en beneficio de una clase cada vez más rica, la desaparición de la extensa clase media y de ese eufemismo llamado estado del bienestar. Ya hay quienes acuden a la relectura de Karl Marx, en la búsqueda de salidas alternativas para la profunda crisis en la que se encuentra la sociedad, en su aspecto estrictamente filosófico, ya que sus modelos  tradicionales de ideología política también empiezan a estar tan desacreditados y agotados como todos los demás. Se está notando por dos hechos: el fuerte tirón en las facultades de Filosofía, punta de lanza de cualquier cambio sociológico, y la gran demanda de sus obras.

Resulta sorprendente como en pleno siglo XXI recobra actualidad "La dialéctica del amo y el esclavo" de Hegel, tratado que escribió a comienzos del siglo XIX, y fuente de inspiración de la posterior obra de Marx. El continuo recorte de beneficio sociales, logrados durante más de un siglo de lucha, en pro de cuentas de resultados cada vez más saneadas, es la doctrina que impera en la sociedad actual. Conceptos como la flexibilidad laboral, la movilidad, la disponibilidad, la competitividad, tratados más recientemente por Zigmunt Bauman en su "Modernidad Liquida"; recuerdan cada vez más a los conceptos del amo, el esclavo y la cosa, como describió Hegel a la producción que realiza el siervo y que pertenece al amo.

Si a esta situación socio-económica añadimos las teorías de la "jaula de hierro" de Max Weber, el uso del diseño del panóptico de Jeremy Bentham descrito por Michel Foucault, así como las estrategias de manipulación mediática del lingüista Noam Chomsky, que tanta difusión están teniendo, véase por ejemplo este mismo medio de comunicación. Nos encontramos que nos dirigimos irremediablemente hacia el año "1984" de George Orwell para vivir en " Un mundo feliz" de Aldous Huxley.

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