por Adolfo Mauri para Aviación Digital


El proceso, meticulosamente calculado, se ha procurado que pase totalmente desapercibido para la opinión publica. Sin tener en cuenta que el derecho a la información hacia la sociedad por parte de los medios es tan importante como la libertad de expresión; pilar fundamental de cualquier sistema democrático que se precie.

A veces se producen situaciones por las que los medios no informarían con la libertad que debieran porque pueden verse sometidos a poderosos intereses económicos, estando en juego incluso su propia subsistencia; no obstante, cuando entran en confrontación los legítimos intereses de las partes es muestra inequívoca de alerta de que el sistema de libertades por el que se debe regir cualquier sociedad avanzada presenta graves fallos estructurales.

La crónica de la muerte anunciada para Binter Canarias desde el mismo día que se produjo el cambio de titularidad de la empresa, ha escrito hoy un nuevo capítulo. La última reforma laboral lo ha puesto aún más fácil y erre que erre, ERE tras ERE, pretenden borrar el rastro de lo que fue, por lo que será en el futuro la misma tarta, pero troceada. 

Esa que les regaló el gobierno de Aznar a unos pocos, bajo la excusa de que era para todos los canarios. De este proceso y de las partes intervinientes queda mucho por contar.

Binter Canarias forma parte de un entramado de empresas que es imposible de memorizar. Esta mañana, durante el primero de los juicios en el Tribunal Superior de Justicia de Canarias, donde estaban representadas todas las partes demandadas, algunos sindicatos han compartido bando junto a las empresas en cuestión, que actuaron de cooperadores necesarios, adoptando estos una postura similar a la reciente en el conflicto de Iberia.

Resulta paradójico cómo algunos sindicalistas, haciendo uso de sus cargos, pueden prestarse a algunas de las componendas que están saliendo a la luz en el transcurso de este proceso en cuestión, puede ser que algunos le han cogido gusto a sentarse en los Consejos de administración. Cuando un sindicalista disfruta de coche con chófer, entre otras prebendas, como recuerdo hace años en alguna empresa pública, puede presentársele ciertos dilemas de posicionamiento a la hora de la defensa legítima de los intereses de sus afiliados frente a la empresa.

Si los sindicatos siempre han sido necesarios, no tanto algunos de sus miembros que los han utilizado de plataforma de lanzamiento para dar rienda suelta a sus ambiciones personales, desacreditando una labor tan entregada como es la sindical, hasta el punto de colaborar para que despidan a sus propios compañeros; también sobre esto queda mucho que contar.

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