No han escapado de esta tendencia ni las áreas de marketing, informática, y por supuesto financiera. Y ello, para el funesto desenlace por todos lamentado.
Quienes tienen acceso al coste de esos contratos hablan de unas cantidades en los 30 meses últimos nunca inferior a los 15 millones de euros, aunque otros también bien informados elevan más esa cifra.

Y el consenso entre tales directivos es que estas partidas son un síntoma de la falta de rumbo de un gran grupo, que pretendía disolver las dudas de sus gestores apoyándose en las principales marcas de la asesoría, aunque los empleados quedasen con frecuencia alarmados por la falta de conocimientos del Sector, y de las pobres mejoras que aportaban a la actividad, especialmente en el área tecnológica.

Y como colofón, el pago el jueves antes de declarar el preconcurso a una entidad financiera vinculada a Carlyle.

Portal de América - fuente: Newsletter Privatur