por  Lluis Mesalles

Muchos países que se jactan de tener gobiernos muy progresistas, dedicados al bienestar de sus pueblos, toman toda clase de caminos para impedir que sus ciudadanos puedan viajar al exterior, disfrutar de una sensación de libertad, conocer otros mundos y otros sistemas, y comprobar por si mismos que del otro lado también se puede ser feliz.

Varias son las formulas, pero una de las más frecuentes para mantener a los súbditos en casa, es limitando el acceso a la moneda extranjera. Cuando un país tiene dificultades económicas, lo primero que hace es establecer algún tipo de control de cambio. Conseguir dinero para los viajes pasa por tres etapas.

Primero, trabajar bien duro para ahorrar y conseguir financiar el viaje.

Segundo, entrar en los laberintos burocráticos del momento, siempre preparado para las sorpresas, y a disposición de las veleidades del funcionario de turno. Con suerte, mucha suerte, al final, y en ocasiones con tiempo suficiente antes del viaje, el viajero contumaz conseguirá alguna divisa, dependiendo de la disponibilidad del día, y de su destino, sus motivos, y si la abuelita tenía buenos antecedentes.

Tercero, conseguir el dinero en el banco, y llevarse lo que pueda para cumplir con las necesidades de su viaje.

Alternativamente, siempre queda el omnipresente mercado negro. Que es negro, no se menciona, pero existe. La pregunta es: de donde salen las divisas para el mercado negro? Quien lo surte?

Lo bueno de todo esto, es que precisamente por ser complicaciones, están predestinadas a morir. Su propia complejidad dificulta su supervivencia. O bien estas normas son sustituidas por otras mas complicadas aun, o son simplemente desconsideradas por la ciudadanía que se resuelve por otras vías, o son finalmente abatidas por el sentido común y la realidad.

El sentido común al poder.  Tantos casos hemos visto....

Portal de América - Fuente: www.boletin-turistico.com