La reflexión de la colega Loreley Gaffoglio dice en una parte: "Nadie lo predijo y tampoco lo imaginó: los argentinos volvieron a adueñarse de las playas esteñas y salvo el cada vez más cosmopolita José Ignacio, con marcada presencia europea y estadounidense, son ahora los connacionales los que le imponen el ritmo a un balneario que, por primera vez en muchísimos años, se presenta mucho más accesible respecto del costo de vida. A tal punto que comer afuera puede costar tan solo un 15 por ciento más que en Buenos Aires, cuando históricamente el Este fue desde un 50% hasta dos veces y media más caro."

¿Cuánto vale en un periódico del tiraje y penetración de La Nación a esta altura de la temporada este comentario que sigue?: "El Este ganó en competitividad. La devaluación del 22,5 % del peso uruguayo frente al dólar en 2015, junto a las exenciones impositivas por consumos turísticos (con devoluciones de 18 de los 22 puntos de IVA si se paga con tarjeta extranjera) y el "congelamiento" de precios en relación con la temporada anterior (a pesar del 8% de inflación local anual) han dado una tregua nada desdeñable a los valores de temporada, lo que aquí provoca un cambio de hábitos inusuales.Los veraneantes están mucho más relajados a la hora de consumir: en La Huella hay varios días de espera para poder sentarse a algunas de sus mesas; otros restós desde La Barra a Manantiales están de noche siempre llenos y hasta para desayunar en lugares con menús saludables hay que ejercitar la paciencia y esperar turno."

Basándonos entonces en este dato de la realidad, sumado a las previsiones optimistas que ya realizáramos apenas se produjo la victoria de Macri, a este buen comienzo solo cabe augurarle una muy feliz continuidad sobremanera a partir de la segunda quincena de enero que es cuando insólitamente desde hace un tiempo, se produce una baja temporada en plena alta.

Por ello, nos apresuramos a prevenir a los despistados y avisarles que cuando desde fuentes oficiales uruguayas aparezcan ostentosas declaraciones indicando eventuales récords de ingreso de turistas y de gasto per cápita, que ello será el resultado del cambio de condicionantes a partir del resultado de las elecciones argentinas y no tendrá absolutamente nada que ver con él  y mucho menos supondrá mérito alguno del actual gobierno uruguayo.

Cuando las condicionantes lo ameritan, los argentinos cruzan en malón a Uruguay y cuando las condiciones son adversas lo hacen mucho menos, es más viejo que el agujero del mate como dicen algunos congéneres nuestros.

Los precios

Por tanto, a no dar manija los que se asustan porque según ellos una milanesa en Punta cuesta mil pesos. El día que quienes marcan las reglas de juego en ese lugar se pongan de acuerdo y definan qué Punta del Este es la mejor para todos y haya un pronunciamiento claro acerca de si es mejor poner un tope por aquí y trabajar por un destino exclusivo o seguir con la sobredosis de hormigón y hacerla cada vez más masiva, recién ahí se podrá opinar con propiedad y deducir si es caro o barato.

Mientras tanto, todo lo que se diga a favor o en contra, habrá que analizarlo tomando como base quien lo dice, cuando lo dice y para quien lo dice.

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