Son 3 a 4 meses en los que se reduce la actividad en las oficinas públicas, bancos y comercios por las licencias anuales. Pero para el turismo, es su período de máxima actividad. Paradojalmente, también es el período de mayor actividad del sector que tradicionalmente ha sustentado la economía uruguaya: la agropecuaria.

Pero esto no significa que el resto del año no se haga nada, normalmente luego de un período de actividad, se evalúan resultados, se ven los aciertos y cómo mejorarlos, se evaluan los errores y se ve cómo corregirlos, se planifica, se proyecta ...

Pasaron dos temporadas malas y nos encaminamos a una tercera que no se espera sea mejor. Con la situación actual de nuestros vecinos, nos deberemos contentar si llega a ser igual que la anterior. Y están las elecciones nacionales, que han captado los esfuerzos de muchos dirigentes del sector turístico, al punto que la última reunión abierta de la Cámara Uruguaya de Turismo (la tercera del año) se hizo a fines de abril, la cuarta (se iba a realizar a inicios de junio) fue suspendida el día anterior, y luego no se habló más.

A esta altura, con un sensible enlentecimiento de la actividad comercial interna, una conectividad aérea menguada en lo regional y una paridad con el dólar y las monedas regionales que hacen al país un destino de competitividad limitada en cuanto a precios, no se entiende la poca actividad de planificación  de cara a la próxima temporada. Por lo menos, la que se da a conocer.

Esperemos que esto cambie y se promuevan las acciones y propuestas necesarias para incentivar tanto el turismo interno como el receptivo. Y apuntar también al gasto, porque  se ha reducido más que el número de turistas. El fomentar los espectáculos puede ser una buena forma, fundamentalmente los teatros, festivales, conciertos y hasta desfiles, por qué no. Recordemos que el turista busca ocupar todo su tiempo, y el viajero su tiempo ocioso.

Las soluciones, ¿llegarán a tiempo?¿serán efectivas?  Las dudas surgen desde el momento que cada día se conocen más hechos vergonzosos vinculados con el caso Pluna, al punto que está por dilucidarse la pregunta que más de una vez se hizo desde este Editorial: ¿será llamado el Presidente Mujica a declarar por este caso? Ya fue involucrado directamente por el ex abogado de López Mena, su participación en todo el entramado ya no es una suposición, es un hecho, hay un testigo que lo declaró.

Mientras en Uruguay hay quietud en proponer soluciones y exceso de errores de todo tipo en el gobierno, desde la Argentina se conoce que  los hoteleros se alejan del discurso oficial de la Cámara Argentina de Turismo, y que junto a la Fehgra y la Ahrcc hablarán por sí mismos.

Cuando se trata de discursos y de ponderaciones de situaciones coyunturales, estamos acostumbrados en casi todo el mundo que haya diferencias entre los discursos oficiales, normalmente los más "optimistas",  y los de entidades privadas. Pero cuando las diferencias surgen desde distintos niveles de agremiación de la actividad privada, esto pasa a ser preocupante, pues se supone que los niveles más altos, como la Cámara, maneja información suministrada por las agremiaciones sectoriales.

Entendemos que ninguna de las dos situaciones es constructiva, ni el silencio, ni el discurso de "está todo bien" harán desaparecer los problemas serios que afronta el turismo de ambas márgenes del Plata.

Sólo resta saber si aparecerán las propuestas que rompan con esta quietud y discurso autocomplaciente, o si dichas voces serán acalladas por el status quo. Con la primera opción, mejoraremos. Con la segunda, no se sabe dónde iremos a parar.

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