La rentabilidad del turismo y el costo país
Miércoles, 12 Febrero 2014
Chupete: dícese del disparador de pavadas
Leyendo esta mañana un artículo de los colegas de Diario Correo de Punta del Este, en relación a lo dicho en la primera reunión abierta del año de la Cámara Uruguaya de Turismo realizada el lunes en el Mantra, seguimos reafirmando nuestra opinión acerca de la endeblez que tiene el sistema turístico del Uruguay y la gran trampa en la que estamos inmersos todos los uruguayos a causa de nuestra pequeñez mental que disimulamos echándole la culpa a la pequeñez demográfica. Con el respeto que nos merece la trayectoria y la seriedad empresarial de los voceros de turno, nos permitimos recordar que la ciencia está muy lejos del turismo.
En cada evento de este tipo aparecen los razonamientos derivados del ojímetro y de la baqueanez por parte de algunos actores del sector privado.
Cuando fue cuestionada desde el Poder Ejecutivo la lectura de capacidad ociosa del sector hotelero puntaesteño, su Presidente Fernando Massa explicó con total claridad el método aplicado, el cual si bien no tiene nada de científico tiene mucho de práctico, al indicar que se hacía un seguimiento telefónico semanal a las tres cuartas partes de sus afiliados y de esa manera se iba construyendo la gráfica.
Pero esa honestidad intelectual que permite "atar con alambre" nuestra realidad, no campea en todos los sectores y lamentablemente se sigue hablando por hablar.
Pero también se cuestionó el costo país y el valor del dólar.
No hace falta ser experto en economía para estar de acuerdo en que vivimos en uno de los países más caros del mundo pero no podemos poner en el mismo saco el costo país y el valor del dólar.
Mientras nos ufanamos del bajo índice de desempleo y hacemos entrar funcionarios públicos a granel al Estado y a la vez que le echamos la culpa a Cristina (¡que vaya si la tiene!)y pedimos al Estado que subsidie los efectos y que financie los consumos y que extienda el seguro de paro, nos seguimos haciendo trampas al solitario.
Nosotros coparticipamos a inventar y/o desarrollar el tango y el fútbol; fuimos adelantados en leyes sociales y en los derechos de la mujer; actualmente nos golpeamos el pecho ufanados por tener la mente abierta y legislar acerca del aborto, el tabaco, la marihuana y el matrimonio igualitario, pero no fuimos, no somos y dudamos que seamos capaces de tener la valentía de dejar la polarización y resignar aunque sea por una o dos generaciones las apetencias políticas y pensar con mente-país.
Si desde hace mucho tiempo pedimos un gran debate en el turismo cada vez más es necesario el gran debate nacional.
¿Qué suena a utopía?
¡Es! utopía pura...
Pero alguien lo tiene que decir.
Pero mientras no tengamos la dignidad de mirar para adentro y ejercer la autocrítica, dejémonos de ser hipócritas y comencemos a ignorar los micrófonos, sobretodo, en instancias en las que sabemos que su alcance es más potente y llega más lejos.
Portal de América