En este lamentable año que vamos a tener de pan y circo pre-electoral nada será creíble, ni lo que digan unos ni lo que digan otros, mientras lo veraderamente importante sigue durmiendo en cajones varios.

En este 2014, los emisores de tarjetas de crédito van a seguir obteniendo "pingües ganancias" currando a las pymes no sólo del turismo, con aranceles vergonzantes y con pagos tardíos.

¿Saben por qué? porque la ley que reglamenta el accionar de los emisores, duerme en el cajón de la presidencia de la Comisión de Hacienda del Senado hace más de un año y medio luego de ser aprobada por UNANIMIDAD por la Cámara de Diputados. Por supuesto que al igual de otros temas, los medios masivos se olvidan de este tema pues involucra a sus principales avisadores.

Este domingo pasado, en Portal de América Radio, nada menos que el Profesor Miguel Angel Acerenza, dijo: "con una ley obsoleta u omisa, no puede haber una gestión exitosa".

¿A qué ley se refería Acerenza?, sí, a la de turismo, la misma que naciera en 1974 en plena dictadura militar cuando dirigía el Mayor Alberto Casabó la Dirección Nacional de Turismo, ya que faltaban aún doce años para que se creara el Ministerio de Turismo.

La actualización de la  nueva ley de turismo fue comenzada a ser exigida en los albores del primer gobierno del FA por la actividad privada y uno de sus impulsores, nuestro columnista Julio Facal, recogiendo la idea y la voluntad de los diferentes sectores, fue quien redactó uno de los dos borradores que llegaron al Parlamento en 2012. El otro borrador, fue el generado en el MINTURD con el asesoramiento de su departamento jurídico.

Los dos proyectos de ley eran el día y la noche. El de los privados, basado en el know how y el del gobierno muy elemental.

Es de esperar, como también nos confiara Acerenza, que ya que se perdió tanto tiempo, que ya que la ley no fue consensuada y promulgada oportunamente, no lo sea en este 2014, el último año de este gobierno. Creemos que el sentido común -si se utilizara- indica que por grandeza, un tema tan importante y tan polémico, debería dejarse para que sea dilucidado en tiempos exentos de urgencias y proselitismo.

Dejamos para el final el caso del Poder Judicial.

De ninguna manera avalamos ni avalaremos presiones, de ningún sector.

Pero el Poder Judicial y la Suprema Corte de Justicia como órgano máximo, está compuesto por seres humanos y por ende, sujeto a la falibilidad que envuelve a la especie, por lo tanto, expuesto totalmente a la crítica.

Que los jueces se agravien de ser cuestionados nos suena parecido a cuando un colega se queja de quienes hacen periodismo de periodistas. En la viña del señor se puede criticar todo y a todos...¡ah! menos a los periodistas y a los jueces.

Si no quieren sufrir un caño, cierren las piernas.

Portal de América