Hace no muchos días, el Presidente Mujica se refirió a los viajes de las quinceañeras que se promueven en los liceos uruguayos, las que trató de “moralmente delictivas”, generando una polémica con las Agencias de Viajes.

Aunque las expresiones del Señor Presidente se referían a la actitud agresiva de los promotores, fomentando el consumismo y creando frustraciones en quienes no podían participar de esos viajes, sus expresiones, la coincidencia de fechas y el impacto que las noticias de la vecina orilla tienen en nuestro país, imponen nuestra reflexión.

Estamos totalmente convencidos de los muchos beneficios que representa viajar en los jóvenes.

Desde la época en que Margarita Pollio de Turisport organizaba el Plan Sorbona, este tipo de viajes cobraron gran prestigio y se han continuado realizando en manos de profesionales responsables y experimentados, con diversidad de destinos y modalidades.

Y es aquí donde radica todo el problema: el celoso control que deben ejercer los padres de los futuros viajeros e incluso los institutos de enseñanza, sobre quienes organizan estos viajes y como los organizan, algo que no debe ser muy difícil en un país “donde todos saben quién es quién”.

Posiblemente AUDAVI debería emitir un documento de buenas prácticas para el Turismo Estudiantil, e impartir cursos de formación para cuantos trabajen este rubro, desde la promoción al acompañamiento de grupos.

En una época llena de oportunidades y maravillas, pero también  de peligros y tentaciones, en los celulares de las mochilas y la PC del propio hogar, todo pasa por la formación que estos jóvenes reciban en el hogar.

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