Quizás por notorios hechos recientes, está en boga recordar que el turismo "es de ida y vuelta". Lo cual es absolutamente cierto.

En la actual coyuntura, en la que la comunicación exitosa, rinde mucho más pero la defectuosa no sólo rinde menos, genralmente extermina, hay que andar con pie de plomo toda vez que se emite opinión, máxime si el objeto de análisis es el interés general, el de toda una sociedad.

Sostenemos desde siempre que el turismo es la industria desconocida y esa definición está motivada en base a lo que ofrecen en general los políticos y los comunicadores de los medios masivos.

Ninguna empresa que se precie, en la que primero está el lucro, segundo el lucro y tercero el lucro, va a contratar como CEO a un inexperiente, por más confianza que le tenga el principal accionista o el directorio.

Sin embargo, estamos cansados de ver en la función pública que para dirigir organismos específicos o empresas del Estado, se designa a los "sobrantes", de las elecciones.

Entonces luego vienen los problemas, loos cuales se agravan cuando los interlocutores de la actividad privada, en algunos casos también son sobrantes por otros motivos o lo que es peor, no entienden que llegan allí para representar a un colectivo y no, para intentar patriadas individualistas.

De esa forma, una actividad que en el mundo moderno talla muy fuerte en la economía de los países, se puede concluir que está en las manos más ineficaces posibles.

De un lado y del otro.

Para que el turismo sea de ida y vuelta son necesarios los operadores turísticos.

Los operadores turísticos son los agentes de viajes.

Pueden haberlos mayoristas o minoristas, la denominación les calza si operan, no si son grandes o pequeños.

También hay operadores hoteleros; inmobiliarios; gastronómicos y transportistas.

Los únicos que SIEMPRE actúan en la ida y vuelta del turismo, son los operadores y los transportistas.

Los hoteleros, los inmobiliarios y los gastronómicos, actúan únicamente en su plaza, exceptuando obviamente las cadenas internacionales, lo cual es otro tema.

Por ello, para que el turismo de un país tenga rumbo cierto y transcurra positivamente, DEBE EXISTIR IMPRESCINDIBLEMENTE no solamente un buen diálogo entre los operadores y los transportistas con las autoridades de los países involucrados, sino que es menester la existencia de una gestión conjunta, acorde, consensuada.

Por ello, más allá de los divismos, los caprichos, los fundamentalismos y las revanchas de los propietarios de las pequeñas chacras que tanto mal le hacen a las sociedades, los funcionarios y los empresarios deberían asumir que lo único que vale es trabajar para los demás y que es mal negocio priorizar las apetencias personales porque de hacerlo, es muy probable que sucumban en el intento.

Ejemplos sobran, de ida y vuelta.

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