Un par de entrevistas en los medios, reiteradas invitaciones a disertar en instituciones de servicio y unos cuantos viajes al exterior, a menudo hacen que ciertos protagonistas pierdan la brújula y comiencen a tener actitudes muy alejadas a las que siempre habían trasmitido como personas, como empresarios, como dirigentes.

Hay quienes comienzan por cambiar su imagen, su vestuario y ése, es un riesgo muy grande, sobremanera si no están bien asesorados y no tienen en cuenta que quizás, aquel traje de marca que vieron en los centros comerciales del primer mundo hace algunos años, ahora no se ajusta al contorno de su cintura, henchida como su pecho.

Muchos quieren empezar a detener por sí solos el paso del tiempo y además de algún retoque tipo lifting, van al peluquero de su esposa y "se dan la biaba en el pelo", lo cual, traducido del rioplatense quiere decir que se tiñen el cabello.

Pero el pecado más importante que cometen estos peligrosos seres de nuestra raza y de nuestro ámbito es que pasan a creer que por lo menos, ya que no pueden serlo del mundo ni del país, son los ombligos de la actividad.

Exacerban su individualismo y quizás autoelogiándose a diario mirándose al espejo, sostienen una guerra fría  no declarada abiertamente contra el sistema.

Si son cola de león, o sea conductores de alguna corporación local, hacen que la misma aparezca disociada del resto y procuran siempre "largarse por lista propia".

Y si son cabeza de ratón,léase propietarios de alguna pyme, representantes de alguna multinacional o franquiciadores de alguna marca mundial y el resto de la actividad local, sus pares, han cometido la osadía de no ungirlo su líder o al menos declararlo miembro de honor, entonces la emprenderán en primera instancia contra la cámara, asociación, círculo o federación que integren de distintas formas, por ejemplo, votando generalmente todo en contra; asistiendo esporádicamente a las reuniones o asambleas; protestando por el costo de la membresía y siempre, dejando tácitamente el mensaje sobrevolando que "si no lo miman se va".

Hay historia de estos especímenes.

A muchos los han dejado ir y siempre, vuelven...

Más que a las corporaciones, su regreso se da a lo que no deberían de haber dejado nunca de ser, aquel hombre de antes de la tinta y del Hugo Boss...

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