por Sergio Antonio Herrera, desde la incredulidad

Está muy bien que se use por una gran mayoría de habitantes bicicletas y monopatines eléctricos para cuidar todo el ambiente (no medio) y sostener el aire limpio de los efectos de los combustibles pero….!!!! parece que cuando cada uno de estos seres adquiere un birrodado de éstos, también recibe un pase de impunidad que le habilita a “caminarle por arriba” a todo lo que encuentre a su paso.

Personalmente, hasta ahora, me he salvado de milagro. He sentido rozar mis propias narices exhalaciones compuestas por alguien lanzado a lo loco a máxima velocidad eludiendo multitudes.

Me han insultado en varios idiomas y han llegado hasta a tocarme el hombro para que me corra. Está bien que muchas veces he confundido bicisendas con veredas comunes pero también ellos se salen de su bicisenda invadiendo veredas.

En definitiva, a modo de eventual testamento por si se me termina la suerte, les dejo esta protesta escrita de viejo gruñón.

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