La estación de Paddington a las seis de la tarde
por Sergio Antonio Herrera, desde Londres
El martes cuando llegamos estaba fresco y muy nublado. Dejamos las maletas y salimos hacia el área de Trafalgar Square a canjear el London Pass. Lo hicimos en uno de los clásicos buses rojos de doble piso y los dos pasajes urbanos, solo ida nos costaron 5 libras cada uno ya que no teníamos aún la tarjeta Oyster de transporte que se convierte en un pase libre tanto en bus como en el Underground (Metro o Subte) y cada tramo pasa a costar 1,50, es otra cosa ¿no?.
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Si hacía falta confirmar que Londres está caro, mírenme comiendo en un Mac.... Que Dios me perdone...
El London Pass de 2 días resolvimos comprarlo luego de meditarlo mucho. Con la tarjeta de transporte incluida, por persona costó 89 libras y otorga ingresos totalmente gratuitos a un total de 60 atracciones (imposible visitarlas en tan breve lapso).
El miércoles 16, bajo lluvia todo el día, hicimos el crucero por el Támesis donde pudimos ver London Eye; el London Bridge; el Shakespeare Globe y llegar a la Torre de Londres.
Antes, camino al puerto habíamos estado en Trafalgar Square, un punto estratégico donde basta observar un rato el movimiento para asombrarse.
Es de suponer que con buen tiempo la visita a la Torre de Londres debe resultar espectacular. Como pudimos la hicimos en uno de los momentos que más llovía.
Debo confesar que siempre he tenido la costumbre de interiorizarme para emitir opinión ya que las pocas veces que lo he hecho "por oídas" he metido las de caminar.
Quería venir al Reino Unido del mismo modo que el año anterior me di el gusto de visitar Cuba. Si bien son dos polos opuestos quería ver con mis propios ojos la realidad de cada lugar.
Estuvimos en esta jornada en la Abadía de Westminster y en el Palacio de Buckingham.
De la Abadía, con todos mis respetos a las creencias religiosas y a la casa real británica, aceptando desde ya todas las críticas que puedan llegarme, salí convencido que había visitado un cementerio VIP.
Es imponente, es muy lujosa, allí está guardada una muy buena parte de la historia mundial pero, sigue siendo eso.
Y del Palacio de Buckingham, cuya entrada no está incluida en el London Pass y cuesta 20,50 libras esterlinas, salí totalmente abrumado y triste por haber comprobado in situ una vez más la increíble frivolidad que mueve a los poderosos los cuales para satisfacer sus egos y matar sus pequeñeces, matan también y roban a lo largo de los siglos y por siempre.
Después de haber estado en Grecia donde mucho de lo que falta en la Acrópolis está por aquí y de haber visto en Perú y en México todo lo que se han traído, puedo decir que salí del palacio real satisfecho por haber ido pero entendiendo también por qué no firmaron el tratado de Schengen; la causa por la cual no integran la Unión Europea y en vez de euros usan libras y por qué conducen al revés.
Es inmoral la ostentación de Buckingham.
De todos modos, disfruto Londres y la voy a seguir conociendo. Los británicos en general son muy amables y la ciudad es maravillosa.
Nos vemos.
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