Lo que sorprende es se haga tanto hincapié en los perjuicios que causa al turismo, cuando los trastornos van mucho más allá de esta actividad.

Que alguien se quede sin sus vacaciones para las que ha ahorrado todo un año, que las ha planificado largo tiempo, ha organizado su trabajo y su hogar, es algo totalmente frustrante y difícil de recuperar por tratarse de una mercadería perecedera,como pocas.

Pero hay muchos otros tipos de viajes, los  que más allá del turismo, se ven afectados muy seriamente.

Están los viajes de encuentro familiar, tan extendidos en estos tiempos. Padres con hijos, parejas, abuelas con nietos y todas las combinaciones posibles que viajan, no pocas , en fechas puntuales, como bodas, nacimientos e incluso enfermedades.

Luego y siguiendo una clasificación no burocrática, están los viajes de negocios, tan importantes  para su desarrollo u otros, muy comunes entre los jóvenes, en cumplimiento de misiones específicas u oportunidades laborales, con fechas muy puntuales.

Finalmente están los viajes por motivos de salud sobre los que no es necesario explayarse.

Además del legítimo derecho a vacacionar y de las pérdidas que sufre el sector turístico, son  muchos más quienes sufren estos trastornos y nos pareció oportuno señalarlo.

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