por Sergio Antonio Herrera, desde Salinas, Uruguay
"El costo de un pasaje ida y vuelta entre el aeroparque Jorge Newbery de Buenos Aires y el aeropuerto "Punta del Este" de Laguna del Sauce es de unos 800 dólares, incluidos impuestos. Un turista argentino que llegue a Laguna del Sauce en el vuelo AR1930 de Aerolíneas Argentinas que despega a las 14:05 del 23 de diciembre próximo deberá abonar 384,30 dólares por ese trayecto. Si regresa a su país el día 3 de enero el ticket le costará otros 407,90. Para las mismas fechas Aerolíneas ofrece una "tarifa promocional" para Buenos Aires-Miami-Buenos Aires de US$ 1.077. Un panorama similar ocurre con la ruta São Paulo-Punta del Este-São Paulo para vuelos del 28 de diciembre con regreso el 6 de enero. El costo del pasaje, con impuestos incluidos, es de US$ 1.412."
¡Cómo cambian los tiempos!, miren lo que encontramos en el capítulo 21 en la página 198 del libro Pluna, el riesgo de volar alto: Cuando era candidato a presidente, el senador Mujica como de la nada apareció visitando el Hotel Conrad y dejó la famosa reflexión, producto de su asombro: “Lo que me parece espectacular es que acá hay dos mil tipos que se ganan la vida decentemente. Es un dato de la realidad. Es una de las fábricas más grandes que tiene el Uruguay”, según recogía el periodista Marcelo Gallardo para El País el 22 de enero de 2009. Así continuaba la nota: “Punta del Este es el sueño del pibe”, exclamó ayer el senador José Mujica al aconsejar a los operadores turísticos de Punta del Este que junten capital y armen una compañía para competir con Pluna y bajar sus altas tarifas de y hacia Buenos Aires. “Junten la de ustedes, pongan la de ustedes”, aconsejó Mujica cuando los operadores se quejaron de los altos costos de Pluna para volar a Punta del Este, con pasajes a 300 dólares desde Buenos Aires. “Si Pluna cobra pasajes caros y todo los demás y pasan tantos años, la solución pasa por otro lado. Un balneario de esta categoría a esta altura tiene que juntar fuerzas para tener su sistema aéreo propio. Si no lo encuentra con los recursos propios tal vez lo pueda encontrar por ahí por el mundo. ¡A Pluna hay que hacerle competencia y tirarle abajo los precios!”, dijo Mujica. “Tiene que haber alguna forma. El precio que ustedes me están contando es para subsidiar otros clavos. Es para tapar otros agujeros”, sentenció.
En 2009 "la culpa" era de Pluna, ahora es de Aerolíneas Argentinas ¿y por casa? ¿cómo andamos?.
La legendaria lógica de la oferta y la demanda sigue rigiendo en el sistema capitalista, eso es lo que hay que avisarle al mercado.
Es muy saludable la reflexión de Martínez echando de menos a Alas Uruguay, eso es ni más ni menos que el papel de Aerolínea Nacional de Referencia que nosotros (los únicos) le asignamos a la incipiente aerolínea uruguaya. Además de proveer conectividad una aerolínea del tipo que proponemos también provee adecuación tarifaria. Martínez dice "...todo el impulso que ponemos, tanto el sector público como los privados, se cae con estas tarifas que no acompañan el esfuerzo promocional que hace el país para traer turistas".
¿De qué esfuerzo del sector público y privado me hablan con respecto a Alas Uruguay?, ¿a quién le ha importado hasta ahora la suerte de Alas Uruguay en el ámbito público y en el privado más allá de la cómoda expresión de deseos?. Esta empresa nació guacha y sigue guacha, liberada a su suerte.
En Uruguay a mucha gente le gusta hacer declaraciones rimbombantes (no nos referimos específicamente a Martínez). En lo público y en lo privado. Con total liviandad se dice que Alas Uruguay es una aerolínea de bandera, lo dicen hasta algunos de sus integrantes, lo dijo hasta la ministra de Turismo y no se enteraron que no lo es, que debe ser de referencia para convertirse en instrumento idóneo que asegure conectividad y adecue precios para que nadie se vea tentado de cobrar 800 dólares para traer gente de Buenos Aires ni 1400 para hacer lo propio desde San Pablo.
La culpa nunca es del chancho, siempre es del que le rasca el lomo.
A los empresarios que se quejan de precios caros les pregunto desde aquí: ¿qué hacen ellos cuando la coyuntura les brinda en bandeja la posibilidad de cobrar precios máximos...?.
Como siempre, a Martínez le reconocemos su pujanza y su inquebrantable disposición para trabajar en lo que le interesa (lo que no todos hacen). Sabemos de su disposición a tiempo completo para la cosa gremial y con ello tiene derecho más que sobrado a opinar como lo hace. Nosotros por nuestro lado, tenemos más que el derecho, la obligación de marcar nuestra discrepancia y es lo que hacemos.
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